Las filtraciones, que perjudicaban la estrategia del presidente de la CEOE durante toda la negociación, estaban perfectamente orquestadas. Todo apunta a Arturo Fernández, el presidente de la todopoderosa CEIM, como el que ha movido estos hilos. Sin embargo, el entorno de Rosell niegan la mayor. Arturo Fernández está trabajando codo con codo con Rosell. Otra cosa es, añaden, que el presidente de la patronal madrileña sea muy expresivo con sus valoraciones y análisis, que son convenientemente interpretados y filtrados a los medios de comunicación para debilitar la posición de Rosell.

Utilización de la CEIM
La pregunta es quién es el que está más interesado en poner en la picota al posibilista nuevo presidente de la CEOE. En sectores empresariales conocedores de los mecanismos internos de la CEOE no tienen ninguna duda. Ciertamente hay empresarios de la CEIM que no verían con buenos ojos un acuerdo con los sindicatos, cualquiera que fuera su contenido. Estos empresarios son utilizados por el aparato de la CEOE. Esta vieja guardia de la patronal sabe que Rosell les mira de reojo y con desconfianza.

Nucleo duro
El núcleo duro del aparato de la CEOE subió al poder con Cuevas y lo ha consolidado. El paso de Díaz Ferrán no sólo los fortaleció sino que les propició mayor poder si cabe dada su debilidad. Llevan años haciendo y deshaciendo en el seno de la patronal bajo el lema “esta casa es grande y no repara en gastos”. Una casa grande que ampara sus negocios paralelos y unos gastos que engrosan con asiduidad su cuenta corriente.

Siguiente paso: reestructuración de la CEOE
El aparatik sabe que Rosell es un hombre de fases. Alcanzó el acuerdo de pensiones y se puso a trabajar en el de negociación colectiva. Saben que si este tema se cierra, el presidente abrirá un tercero: la reestructuración del aparato de la CEOE, una reducción sustantiva de gastos y la eliminación de cargos. O sea, una total revolución en la patronal que pasará como un huracán por los despachos de Diego de León. Rosell no se fía de sus colaboradores y no está dispuesto a mantener una estructura que en palabras de una persona cercana al presidente “es un despilfarro mayúsculo”. De hecho, el presidente ha hecho saber en más de una ocasión que esperaba cerrar la negociación colectiva para hacer un diseño de la CEOE “más parecido al de una empresa que al de un ministerio”.

Boicot a la reforma colectiva
Por eso, el aparatik, consciente de la situación, se ha dedicado a dos deberes desde la toma de posesión de Rosell. El primero seguir controlando de forma férrea la estructura, y el segundo diseñar una campaña de acoso y derribo del presidente con el objetivo de debilitar su liderazgo y, así, impedir que reforzado con el acuerdo de negociación colectiva pudiera afrontar una profunda renovación en la sede de la CEOE. Para este trabajo no le han faltado aliados. Primero, los medios de comunicación enfadados con la forma de hacer de Rosell que no se prodiga en exceso. Segundo, los medios de la caverna mediática que erosionan su imagen como si se tratara de un “agente enemigo”, y tercero los empresarios de la cohorte madrileña a los que la conspiración es inherente. Todo por evitar que “el catalán” se consolide y les lea la cartilla.