El negacionismo estadístico, cada vez más habitual, es el único refugio que le ha quedado a la derecha política, económica y mediática para afrontar la marcha positiva de los datos macroeconómicos de España. Celebrar la evolución de los indicadores no es una opción, dado que su mero reconocimiento tumba por tierra la falacia de que “la economía solo marcha bien con la derecha”, con la que llevan años intentando engañar a la población para colar sus tesis neoliberales. Lo que es casi insólito es que el INE se vea obligado a responder a un medio de comunicación ante un ataque frontal.

“Lo que Homer ha enseñado a Sánchez: si las estadísticas no te gustan, cámbialas; así manipula el Gobierno a los españoles”. El titular corresponde a un artículo publicado por David Maciejewski en El Español y el sustento para dicha afirmación es el testimonio de otros columnistas y economistas ultraliberales. “Asalto al INE”, apunta el periódico, siguiendo la tesis de los fijos discontinuos, que, aunque se miden igual desde hace décadas, ahora resultan ser a todas luces falsos, siempre según el neoliberalismo contrario al avance de los trabajadores.

Con todo, al Instituto Nacional de Estadística no le ha quedado otra que salir a defenderse ante una publicación que, como el bulo publicado por Miguel Ángel Rodríguez y El Mundo sobre los delitos confesados del novio de Ayuso, buscaban difundir un argumentario falso con la esperanza de que la institución no respondiese. “El INE es un organismo autónomo y profesionalmente independiente. Y las estadísticas que produce, entre ellas las que se hacen referencia en el artículo (PIB e IPC) están sujetas a normas establecidas en Reglamentos europeos”, ha recordado el organismo estadístico a El Español.

Es más, “todos los estados miembros de la Unión Europea (UE) deben seguir rigurosamente la misma metodología para conseguir indicadores precisos y plenamente comparables”, ha añadido el instituto. En consecuencia, “cualquier cambio introducido por un estado miembro debe responder de forma estricta y escrupulosa a la normativa europea y, además, debe ser comunicado previamente a su implantación a la oficina de estadística de la UE (Eurostat), que debe dar su beneplácito”. Situación que, más que probablemente, ya era conocida por el medio, que ha preferido ignorarla.

El control es férreo y Eurostat realiza auditorías en las que revisan cada uno de los parámetros metodológicos de cada país, lo que en opinión del INE “refuerza la garantía de calidad y comparabilidad de la producción estadística”. Pero no en opinión del periódico señalado. Con todo, y a antes de completar la propuesta con un análisis de cada variable señalada, el INE ha advertido “de que todas las críticas vertidas en el artículo de El Español sobre los procedimientos utilizados para la producción de estos indicadores no tienen ningún fundamento, ya que estos han sido acordados en la UE bajo criterios exclusivamente metodológicos, sin que intervenga ningún estamento político”.

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