Este sábado cambia la legislación de la fabricación de nuevos coches. Desde el día 1 de septiembre los vehículos de nueva fabricación deberán de ser homologados por la nueva norma de emisiones de la Unión Europea, la WLTP. La medición de las emisiones de CO2 será distinta y más ajustada a la realidad: en lugar de hacerse en un laboratorio se hará al aire libre y en condiciones semejantes a las de su uso. En consecuencia, el resultado será que darán mayores cifras de emisiones (en torno a un 20% de diferencia). Con este nuevo método se pretende presionar a los fabricantes para hacer coches más eficientes.

La normativa ha sido cambiada por la UE para reducir las emisiones de los vehículos hasta alcanzar la cota de los 66,5 gramos de CO2 en el año 2030. Además, se hace después del conocido dieselgate, el fraude de los fabricantes que falsearon las emisiones reales de sus vehículos.

Y es que, de no hacerlo los precios subirán. ¿El motivo? Que muchos de los coches subirán de tramo en el impuesto de matriculación. No obstante, para los coches que ya circulan no habrá ningún tipo de cambio.

Con la anterior normativa, el 75% de los vehículos estaban exentos de pagar el impuesto de matriculación. Con la WLTP, según los expertos, el precio podría encarecerse entre 700 y 1.000 euros, incluso 2.000 en algunos modelos y marcas. El importe a pagar varia en función de la marca, la provincia, la antigüedad…

La normativa en España no entrará de golpe, sino que ha otorgado un permiso a los fabricantes para que hasta el 31 de diciembre utilicen una correlación de ambos métodos de medición de emisiones -el antiguo y el nuevo- para que el impacto sea menor.