La apuesta de las empresas por la digitalización es un hecho imparable. Cualquier compañía enarbola la bandera de automatizar sus procesos y mejorar la eficiencia mediante el uso de la tecnología. Sin embargo, esta es una realidad que no tiene en cuenta a nuestros mayores que, muchas veces, son incapaces de enfrentarse con el reto de hablar con una máquina. Más en concreto, son cuatro las entidades bancarias que han decidido prescindir de las llamadas cartillas de ahorro que muchos mayores usaban para operar con su banco.

Dicho documento consistente en una pequeña libreta con varias hojas grapadas en el que se reflejan todos los movimientos del dinero de la cuenta corriente, incluido el saldo y que era de vital importancia tener actualizada, va a dejar de ser utilizada hasta en cuatro entidades bancarias.

Esto se debe a que la actualización diaria de las cartillas ha de hacerse mediante ventanilla, o bien a través de un cajero automático. Sin embargo, cada vez son menos los bancos que ofrecen ese servicio. Algunas entidades ya ni siquiera emiten las tradicionales cartillas, mientras que otros que todavía las ofrecen, lo hacen con comisiones de por medio.

Cartilla solo con comisión

En concreto, son Abanca, Bankinter, BBVA y Caja Rural de Jaén, los bancos que han anunciado que dejarán de emitir dicho documento. Los que todavía ofrecen la cartilla, lo hacen mediante una comisión, como es el caso de Banco Sabadell que cobra 10 euros por la emisión del documento a menores de 65 años.

O el BBVA que, a pesar de no emitir nuevas libretas de ahorro, cobra a los titulares de las cuentas una comisión de mantenimiento a no ser que se tenga domiciliada una pensión contributiva de al menos 300 euros.

Kutxabank e Ibercaja también cobran comisiones a las personas menores de 70 años que quieran operar mediante cartilla, eso sí, bastante más asequibles. Ambas entidades cobran 3 y 2 euros respectivamente por ofrecer ese servicio.

Una digitalización que está dejando de lado a las personas mayores que se quejan cada vez más de la exclusión financiera que sufren. "Somos mayores, pero no idiotas” o "queremos solución para el mayor que no tiene ordenador" son algunas de las proclamas que el colectivo clamaba ante las sucursales de los bancos el pasado 15 de noviembre de 2022.

Unos mayores cada vez con más problemas para incluirse en una sociedad cada vez más digitalizada que apuesta por una tecnología que sin quererlo excluye a la tercera edad de los servicios más básicos como consultar su saldo bancario o hacer cualquier tipo de operación.