¿Todavía cree usted que algo en imposible? Los bancos empezaron hace un año a cobrar a las empresas por tener el dinero depositado. Pero las autoridades monetarias como el Banco de España o la propia Asociación Española de Banca  (AEB) no creían que llegara esta política a los particulares. Y ha llegado este 2021 cuando el Banco Bilbao Vizcaya anuncia que cobrará el 0,025% por los depósitos por un importe superior a los 100.000 euros a aquellas personas que no tengan una vinculación con la entidad presidida por Carlos Torres.

¿Es un primer paso? ¿Bajará este umbral de los 100.000 euros? ¿Hasta qué punto habrá que estar vinculado con la entidad financiera? Asaltan las dudas en este primer paso de cobrar por mantener el ahorro en un banco. Porque la banca española ya ha recorrido otros caminos para complicar el simple hecho de tener unos ahorrillos. Estese atento a la fuerte subida de las comisiones que han aplicado la mayor parte de estas entidades a las cuentas corrientes dependiendo de los negocios que el banco hace con usted y usted con el banco.

Todo esto tiene una explicación en la situación de los tipos de interés en el mundo desarrollado y muy especialmente en Europa ya que el Banco Central Europeo (BCE) penaliza los depósitos que ellos mismos hacen en el organismo supervisor de la banca y emisor del euro. La liquidez total que el BCE ofrece a las entidades, hace que no compitan en captar ahorro como ocurría antes, pero a cambio les incita a que conviertan esos “manguerazos” de dinero en créditos para que la economía crezca. Algo que no consigue de forma fácil ni automática. Si la previsión de rentabilidad de las empresas es baja, éstas no se molestarán en pedir más dinero para acometer inversiones poco apetecibles. De igual manera, si el paro sube será complicado que los particulares se metan a solicitar hipotecas –por muy baratas que las pongan- si no las pueden pagar.

En España, es frecuente tener más de una cuenta bancaria en diferentes bancos. La idea es que una de ellas soporte la mayor parte de las facturas y gastos corrientes y la otra se destine a desviar dinero para ahorrar con objetivos tan dispares como viajar, adquirir en el futuro un bien costoso o, simplemente, poder atender imprevistos que se presenten. En el panorama actual de altas comisiones y posible pago futuro de los depósitos no parece la estrategia más adecuada.

La situación actual de voracidad bancaria hace aconsejable tener solo una cuenta corriente que permita establecer una vinculación más estrecha con una sola entidad financiera que permita rebajar las comisiones o, llegado el caso, evitar el cobro por los depósitos. Es habitual que productos como seguros, fondos de inversión, hipotecas… se tengan en distintas entidades financieras y ahora lo más adecuado –siempre echando números- es agrupar esos productos en un solo banco.

Para aquellos afortunados que dispongan en su entidad financiera más de 100.000 euros por persona, deberán tener en cuenta que el Fondo de Garantía de Depósitos en España solo cubre los primeros 100.000 euros por persona en caso de quiebra de la entidad financiera. Por ello, este consejo de vinculación en una sola entidad puede perder sentido, aunque la posibilidad de quiebra sea minúscula.

Esta realidad puede tener efectos en otros productos financieros e, incluso, en el sector inmobiliario. El dinero conservador aparcado en depósitos bancarios con cero rentabilidad,  deberá buscarse otros acomodos como los fondos de inversión, fondos de pensiones, Bolsa o para muchos será un revulsivo para adquirir una vivienda y ponerla en alquiler.

El Gobierno no ha puesto fácil ese salto al riesgo de los depositantes bancarios. El cobro de la llamada Tasa Tobin por la compra de empresas españolas en Bolsa de más de 1.000 millones de valor bursátil o la rebaja desde 8.000 a 2.000 euros en la desgravación de los planes de pensiones individuales, no ayudan a sacar el dinero de los bancos y exponerlo a otras inversiones.