Que España sea el único país con persianas podría explicar muchas cosas, pero sobre todo evidencia las diferencias con nuestros vecinos europeos. Los españoles tenemos otro ritmo y no solo de sueño, que lejos de lo que suele pensarse es inferior a la media europea. El trabajo, el ocio, la conciliación familiar, todo está salpicado por una vida nocturna que encandila cuando toca vivirla y machaca al sufrirla. Más allá de mitos, creencias y pugnas, lo cierto es que los datos retratan una realidad diferente. A la española.

Con este pretexto, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, han decidido enzarzarse en una polémica sobre tiempos de vida y de trabajo. No hay que realizar un sondeo muy exhaustivo para encontrar varios restaurantes en las principales ciudades españolas que abren sus puertas bien entrada la madrugada. Una seña de libertad para el bando del tercio y las luces encendidas, pero una vergüenza para los que se erigen como representantes de los de detrás de la barra, que se cambian de bando cuando no portan el mandil.

No podemos pretender seguir ampliando los horarios hasta no sabemos qué hora”, criticaba Díaz, que no considera “razonable” un país que mantiene “abiertos sus restaurantes a la una de la madrugada”. Una hora y media tardó en responder la líder de la Comunidad de Madrid. “España tiene la mejor vida nocturna del mundo, con las calles llenas de vida y libertad”, ataca Ayuso con sus armas habituales. “Nos quieren puritanos, materialistas, socialistas, sin alma, sin luz y sin restaurantes porque les da la gana. Aburridos y en casa”, sentenciaba.

El refriegue parecía haberse acabado ahí, pero la ministra de Trabajo no tenía pensado dejar pasar el agravio: “Es cierto, somos muy diferentes. Yo quiero ocio, pero también derechos laborales. Ustedes prefieren jornadas interminables para los de siempre. Nosotros más derechos para que todo el mundo pueda disfrutar y descansar. Que la gente trabaje para vivir y no viva para trabajar”. Y una vez más, aunque en esta ocasión saliendo por la tangente, la líder del Partido Popular (PP) ha vuelto a la carga.

A ver cómo reaccionan los señoritos de la izquierda cuando se enteren de la hora a la que empiezan a trabajar las gentes de Mercamadrid”, ha ironizado, para cerrar su respuesta por todo lo alto: “que luego sus señorías querrán disfrutar del mejor género en sus restaurantes de referencia”. Más allá de todo este cruce de acusaciones y la búsqueda de una victoria política, la verdad está en los datos, cuya interpretación ya dependerá de la intención del gobernante que los atienda.

¿Cuánto más trabajamos en España?

La jornada laboral en España es más elevada que en las grandes economías europeas, razón por la que Díaz se ha puesto manos a la obra para que esta se reduzca de las 40 horas actuales a las 37,5 horas en 2025, pasando por las 38,5 horas este año. La otra arista es, independientemente del tiempo de trabajo, cuándo se hace esas horas. De primeras, en España es mucho más tarde que en el resto de Europa. En parte por nuestro uso horario anormal y en parte por la vida mediterránea llevada a su máximo exponente.

El ministerio de Trabajo persigue que se deje de trabajar a las 18.00 horas y que los comercios cierren entre las 17:00 y las 19:00 horas. Sin embargo, las estadísticas recopiladas por Eurostat -oficina estadística europea- evidencian que el mercado laboral español está muy lejos de siquiera acercarse. En nuestro país entramos más tarde a currar, pero a las 20:00 horas todavía hay un 10,9% de personas en su puesto, según los últimos datos disponibles (2010).

Tan solo Grecia se acerca mínimamente a nosotros (9,2%) y países como Italia (4,3%) o Francia (4,1%), por poner ejemplos cercanos y no alzar la vista hacia los nórdicos, cierran mucho antes las verjas. También capitaneamos la clasificación de países con más personal trabajando desde las 18:00 horas, con un 18,6% que deja a nuestro inmediato perseguidor, Turquía, a casi dos puntos (16,9%). A las 21:00 horas nuestro porcentaje sigue en el 6% y baja dos puntos 60 minutos después, mostrando un 3% a medianoche.

Comemos más tarde, cenamos más tarde y tenemos el prime time televisivo a horas en la que nuestros vecinos europeos ya se encuentran en el décimo sueño. Sin embargo, más allá de costumbres, el debate se sitúa en si para mantener este ritmo de vida es justo que trabajadores se sacrifiquen detrás de una barra, en una cocina o al frente de un comercio, normalmente realizando más horas de las debidas (donde quizá debería estar el debate) y enfrentando las consecuencias del trabajo nocturno.