La Unión Europea (UE) está decidida a combatir el blanqueo de capitales en el viejo continente. El Parlamento Europeo apoyó hace medio año la creación de la nueva Autoridad Europea contra el Blanqueo de Capitales (AMLA, por sus siglas en inglés), a la que pretende dotar de facultades de supervisión e investigación, todas ellas destinadas a garantizar el cumplimiento de los requisitos antiblanqueo. El consenso entre los Veintisiete está constado y a este le ha sucedido la carrera para conseguir que la ubicación de la sede del nuevo organismo. España se ha posicionado y ha elegido Madrid como candidata.

La Torre de Cristal, un edificio situado en pleno centro financiero de la capital, aguarda la decisión europea; sin embargo, los últimos acontecimientos podrían dejarla desierta. Francia y Alemania no tienen la intención de permitir que España continúe acumulando relevancia e importancia internacional y europea. Germanos y galos plantean un ticket que hunda la candidatura española y París podría despojar a Madrid de AMLA. Más allá del prestigio y el posicionamiento, en torno a 450 puesto de trabajo están en juego.

Varias candidaturas determinantes están siendo competidas desde hace meses. La mayor apuesta de España se centra en el Banco Europeo de Inversiones, al que se postula la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital en funciones, Nadia Calviño. Un órdago del Gobierno de Sánchez que, por lo que se conoce hasta el momento, parece que contará con los apoyos y conseguirá aplacar la candidatura de Margrethe Vestager, comisaria de Competencia de la Comisión Europea.

Recientemente, otro puesto de relevancia al que concurría España ha caído del lado alemán. El Banco Central Europeo (BCE) eligió hace apenas 15 días a Claudia Buch como futura presidenta del Mecanismo Único de Supervisión (MUS), en detrimento de Margarita Delgado, que había sido considerada la más idónea por parte del Parlamento Europeo. Algunas informaciones apuntan a un cambio de cromos entre los Gobiernos español y alemán, consistente en dejar el BCE a la candidata bávara a cambio del apoyo a Calviño en la presidencia del BEI, estrategia que la ministra española negó.

Las especulaciones ahora van más allá y apuntan a que Alemania ha estado jugando a dos bandas. De ser cierto, Francia habría apoyado la candidatura alemana al BCE a cambio de que el motor europeo correspondiese con la Autoridad Europea contra el Blanqueo de Capitales. A la par, los bávaros habrían acordado con España el apoyo para que Calviño pueda alcanzar la presidencia del BEI a cambio de dejar paso a Buch.

A todo este tinglado puede haberse sumado también Italia y, una vez más, el nexo de conexión sería Alemania. Buscando el apoyo de Italia para el BCE, los germanos permitirían renovar un cargo ejecutivo del Banco liderado por Christine Lagarde, sustituyendo a Fabio Panetta, destinado a presidir el Banco de Italia, por Piero Cipollone, que no encontró ninguna oposición. Para conocer la ubicación final de la AMLA habrá que esperar aún a finales de año o principios del siguiente, pero se esperan cortes previos. De caer Madrid, a España solo le quedaría la apuesta del BEI.

Candidatura española

El Gobierno central, la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid decidieron unir fuerzas para respaldar de forma conjunta en Bruselas la candidatura oficial de la capital española para albergar la sede de la AMLA, ubicada en la Torre de Cristal. La candidatura cuenta con el respaldo de todas las instituciones, incluido el Ministerio de Asuntos Económicos.

Las autoridades españolas llevan meses trabajando de forma activa para dar a conocer su interés en que Madrid sea sede, por primera vez, de una autoridad europea. El principal argumento es el compromiso de España en materia antiblanqueo al contar con un marco normativo y jurídico destacado. Este proyecto está siendo liderado por el secretario general del Tesoro, Carlos Cuerpo, y el director general de Economía de la Comunidad de Madrid, Juan Manuel López Zafra.

Otra de las ventajas a las que alude la candidatura son las bondades que ofrece la capital en materia de calidad de vida, digitalización y conectividad, transporte o paisaje económico y cultural, frente a las otras ciudades candidatas, entre las que se encuentran, más allá de París, Viena o Fráncfort, todo ello enfocado a promocionar las facilidades que puede ofrecer la ciudad a esta nueva autoridad europea.