El economista y presidente de Analistas Financieros Internacionales, Emilio Ontiveros, cree que la pandemia del COVID-19 ha puesto en valor la necesidad de lo colectivo y respuestas globales para garantizar el bienestar de los ciudadanos. Frente a la emergencia sanitaria que ha provocado una recesión mundial sin precedentes, asegura, tenemos ahora mejores mimbres que en 2008 y cita como ejemplo la rápida intervención del Banco Central Europeo con toda su artillería pesada. Sin embargo, se avecinan tiempos difíciles para todos, especialmente para España e Italia, cuya recuperación será lenta y en forma de U.

Personalmente está viviendo esta crisis con "gran curiosidad profesional, con un pesimismo relativo y con una gran preocupación por los que van a quedar excluidos, sobre todo en nuestro país". Como economista, asiste perplejo ante la reacción de la oposición que en lugar de remar con el Gobierno en la misma dirección para salir cuanto antes de esta grave crisis, la ha convertido en un nuevo escenario de crispación y ajuste de cuentas. "En un momento como éste la clave está en transmitir cohesión hacia fuera para que la inversión extranjera siga fluyendo y también la de dentro, pero estamos dando un mal espectáculo cuando deberíamos tener la mirada puesta en minimizar el daño. Aparecer como el país con mayor crispación de Europa no me gusta y, además, no es rentable", argumenta en la entrevista.

"La solidaridad y la coordinación global es el fundamento para seguir viviendo aceptablemente"

PREGUNTA.- A finales del mes de noviembre hablamos con motivo de la publicación de su libro ‘Excesos. Amenazas a la prosperidad global’. Entre los nubarrones que veía en el horizonte estaba Donald Trump, la brecha digital o el ascenso de la extrema derecha, cuando el mayor enemigo era el invisible coronavirus. ¿Es el coronavirus fruto de un exceso?
RESPUESTA.- No me atrevería a hacer una afirmación así mientras no tenga datos empíricos. Su propagación sí es el resultado de una mayor interdependencia y una mayor interacción entre personas, pero la mera existencia del virus no tiene nada que ver con eso ni se puede hacer tal afirmación sin aportar pruebas científicas.

P.- Me refería a que sin la globalización la pandemia no se habría extendido, al menos, no de la manera que lo ha hecho.
R.- Eso sí, pero esto es un mal global, no un mal de la globalización. Ya hubo otras pestes en la Edad Media o la gripe española... La gestión de esta crisis sí está poniendo de manifiesto algunas de las limitaciones que ya entonces apuntaba: una la absoluta necesidad de internacionalizar la gestión de las crisis. La solidaridad y la coordinación global es el fundamento para seguir viviendo aceptablemente. 

"China va a reforzar su papel internacional. Puede contraer su PIB un 5-6% pero vamos a ver el rabo de la V más pronunciado de todos"

P.- ¿Cómo quedará el nuevo tablero internacional?
R.- Ya lo teníamos claro en la anterior fase de la globalización y es la enorme influencia de China en la escena global. Si uno jugara a las conspiraciones estúpidas, podría pensar 'esto lo pudo crear China para demostrar su capacidad de gestión, crea un problema y lo resuelve de forma diríamos ejemplar, con eficiencia y rapidez'. El día después de esto, habrá reforzado su papel, en primer lugar, por esa disciplina que nos intimida a los que creemos en los sistemas democráticos, y también vamos a ver una economía recuperarse relativamente rápido. Puede contraer su PIB un 5-6% pero vamos a ver el rabo de la V más pronunciado de todos. Y eso va a ser una exhibición de autoritarismo, de hacer saber que 'como gestiono yo las crisis, ya sea económica o una epidemia, ustedes no lo pueden hacer'. En parte, es la idea que subyace detrás de los ataques que continuamente está haciendo la administración Trump. 

En Europa ya hay señales claras que contrastan con lo que fue la crisis de 2008, por ejemplo, el Banco Central Europeo (BCE)  que ha reaccionado de forma rápida y con artillería pesada. Es muy importante. Eso nos está salvando a España e Italia, donde la prima de riesgo está adoptando caminos preocupantes.

"En esta crisis no es un problema de que los del sur seamos culpables, el problema es que los del sur somos más vulnerables"

P.- Inicialmente, la reacción de los países del norte fue muy mala...
R.- Sí, es verdad y sigue siendo. Porque los del norte, Holanda, Alemania, Austria y Finlandia fundamentalmente, desconfían del uso de los recursos por parte de los del sur. Sobre todo porque aplican un método de decisión y enfoque de los problemas que era el mismo que aplicaron en la crisis de 2008. Podemos discutir la responsabilidad de entonces de los países del sur por derrochadores etc., pero esta es una crisis que no tiene nada que ver. Ha surgido de forma casi aleatoria y está amenazando de forma muy importante el bienestar de los ciudadanos europeos y provocando una enorme mortalidad empresarial. No es un problema de que los del sur seamos culpables, el problema es que los del sur somos más vulnerables ante este tipo de crisis. 

"La pandemia es una oportunidad para que Europe apruebe sus asignaturas pendientes: la inserción en la economía digital y la sostenibilidad energética"

P.- ¿Puede ser una oportunidad para que Europa demuestre al mundo que es un agente necesario?
R.- Absolutamente. Es una oportunidad para que los ciudadanos europeos veamos que es rentable, que nos interesa y también una oportunidad para que Europa apruebe asignaturas pendientes. La primera, la inserción en la economía digital. En los últimos doce años en los que Europa ha estado mal gestionando la anterior crisis, ha dejado pasar una revolución tecnológica en la que China o EEUU tienen las posiciones dominantes. Hoy no hay ninguna empresa europea entra las 30 empresas digitales más importantes del mundo. Y la segunda asignatura pendiente, reconocida por la propia Comisión Europea, es acelerar las inversiones para alcanzar la sostenibilidad energética y llevar a cabo esa transición energética que permita cumplir los acuerdos del Tratado de París. 

P.- ¿Cuenta España con ventaja en el tema de las renovables?
R.- Tiene un gran potencial y, además, puede predicar parcialmente con el ejemplo, porque en lo que son energías renovables, hasta la pasada crisis, España había conseguido cierta ventaja. Ahora es el momento en que la Comisión pueda decidir ampliar los fondos, poner tipos de interés negativos, puntos de interés muy bajos para cumplir unos objetivos que antes o después tendrá que cumplir. Si los anticipamos ahora, podemos matar dos pájaros de un tiro. Uno, acelerar la recuperación y, al mismo tiempo, modernizar Europa.

"Alemania será el país de Europa con una recuperación más intensa"

P.- ¿Cómo será la curva de la recuperación?
R.- Será lenta y menos intensa de lo que ha sido la caída. En Europa, las inversiones necesarias en digital o renovables, en el caso de que se aprobasen, no llegarían hasta el año que viene.

En el caso de España e Italia, la recuperación va a ser una U, no una V como en China, con una panza quizá más larga que lo deseable. Alemania será el país de Europa con una recuperación más intensa. ¿Por qué? Ha invertido más en medidas para recuperar la economía y tiene unas finanzas públicas más saneadas. En definitiva, ha puesto toda la carne en el asador y es posible que crezca el año que viene tanto como ha decrecido este año. 

"España ha adoptado las mismas medidas que Alemania pero con menos recursos"

España ha adoptado las mismas medidas que Alemania pero con menos recursos. La previsión es que este año caigamos más de un 8-9% y el año que viene, en el mejor de los casos, sólo recuperaríamos la mitad. Por tanto, la recuperación va a ser desigual.

EEUU es probable también que recupere rápido porque va a poner recursos en cantidades significativas, entre otras cosas, porque Donald Trump está en año electoral y va a tirar de dinero público para procurar salir lo mejor posible. 

"En la crisis de 2008 el BCE no reaccionó hasta el verano de 2012"

P.- Hace unos meses nos decía que, en el hipotético caso de que se produjera una crisis, España tenía mejores mimbres que en 2008. ¿Serán suficientemente sólidos para soportar la crisis del coronavirus?
R.- Sí, los mimbres son mejores. En España ahora tenemos solventado algo que en la anterior crisis nos complicó mucho la vida, que es la salud bancaria. Tenemos también un Banco Central que se ha puesto las pilas y ha acudido en apoyo de los gobiernos europeos al día siguiente de aparecer la crisis, a diferencia de la anterior, cuando no reaccionó hasta el verano de 2012.

Además de la experiencia del conjunto de Europa en la crisis anterior está también la presión ciudadana hacia la intervención, hacia una mayor actividad y movilización de recursos. En el caso español hay un elemento que contrasta con la situación de 2008 y es que, entonces, las finanzas públicas estaban más saneadas, pero se deterioraron a un ritmo espectacular. Ahora nos ha pillado con menor capacidad de maniobra, con un déficit del 2% y una elevada deuda pública, que va a crecer como consecuencia de esta pandemia.

"Del turismo, solo sobrevivirán las empresas que consigan eficacia en costes, mayor capacidad de resistencia y que busquen algo más que el tradicional binomio sol y playa"

P.- El sector del turismo, nuestra locomotora particular, es uno de los más perjudicados. ¿Cómo se podrá paliar su impacto en el PIB con un año prácticamente perdido?
R.- El año pasado cumplimos 7 años ininterrumpidos de crecimiento récord en ingresos y visitantes. Este año va a caer, el turismo extranjero y también el doméstico. Cuando podamos movernos lo vamos a hacer con cautela, en el movimiento y en el gasto. 

Lo que sí va a ocurrir es un ajuste en el sector, que ya estaba ocurriendo. En nuestro país conviven grandes operadores co pequeñas empresas de autónomos o agencias menores. Esta crisis va acelerar ese ajuste del censo empresarial del turismo y muchas desaparecerán. Solo sobrevivirán las que consigan una eficiencia en costes, mayor capacidad de resistencia y buscando formas de generación de ingresos distintas al tradicional binomio sol y playa. Algo que ya venía reclamando el sector, por ejemplo, que pusiéramos en valor para ese turismo chino, que es ahora el principal generador de ingresos en muchos países y que tiene un gasto medio superior al del turista que se tira desde los balcones, y que, además, va buscando no precisamente sol y playa sino  atractivos históricos, culinarios, etc.

Tenemos ahí una riqueza enorme, sol pero también un patrimonio histórico, cultural y gastronómico enorme. Además, esto proporciona una generación de ingresos muy superior al del turismo de sol y playa. Se puede hacer de la necesidad virtud. Va a haber una purga tremenda, eso sí, pero el resultado será un sector más fibroso, más atractivo, más diversificado, que es la palabra clave.

"Aparecer como el país con mayor crispación de Europa no me gusta y, además, no es rentable"

P.- ¿Cómo valora la gestión del Gobierno? ¿Y la actitud de la oposición, que está dificultando enormemente la unidad de acción, a diferencia de lo ocurrido en otros países?
R.- No tengo mucho criterio en relación a la gestión estrictamente sanitaria. En cuanto a las medidas económicas, lo que ha hecho el Gobierno es replicar el tipo de medidas que una semana antes adoptó Alemania, por cierto, con un gobierno también de coalición entre socialdemócratas y el CDU, que tiene el ministerio de Economía. Los dos, sonrientes, anunciaron que iban a tirar la casa por la ventana para ayudar a salir de la situación. Para mí fue ejemplar el planteamiento de Alemania. Aquí se reaccionó una semana más tarde y las medidas fueron prácticamente las mismas,a diferencia de que la cantidad de recursos es menor, aunque razonable, porque la capacidad de maniobra también es menor. 

A partir de ahí, como ciudadano y como economista sobre todo, espero que se genere confianza hacia la inversión. Me preocupa mucho el clima de enfrentamiento tan gratuito que escucho día tras día. En un momento como éste la clave está en transmitir cohesión hacia fuera para que la inversión extranjera siga fluyendo y también la de dentro, pero estamos dando un mal espectáculo cuando deberíamos tener la mirada puesta en minimizar el daño. Aparecer como el país con mayor crispación de Europa no me gusta y, además, no es rentable.

Más allá de eso, los resultados de control de la pandemia son más o menos equivalentes en la mayoría de los países. 

"No tiene el más mínimo sentido reclamar que la gestión de esto se habría hecho mejor desde una Cataluña independiente"

P.- ¿En qué quedan ahora fenómenos como el Brexit o el independentismo catalán?
R.- Esto pone de manifiesto que los problemas fundamentales necesitan coordinación y economía de escala. En mi opinión no tiene el más mínimo sentido reclamar que la gestión de esto se habría hecho mejor desde una Cataluña independiente. Ni mucho menos.

Es una manifestación de la vulnerabilidad que tienen los países y la demostración de que más vale tener unos Estados Unidos de Europa, el camino a la federación en el seno de Europa, antes que la fragmentación dentro de Europa y ya no digo dentro de algunos países de Europa. El bienestar de los ciudadanos que viven en el Estado Español, en las diferentes comunidades, es mayor si fortalecemos la federación dentro de España y ese mismo razonamiento me sirve para Europa. Aunque Europa cometa errores en la gestión de la crisis, para un país como España sigue siendo rentable. ¿Dónde estaría ahora España o Italia si en la anterior crisis no hubiera intervenido finalmente el BCE?

P.- En su caso particular, ¿cómo está viviendo esta crisis?
R.- Con una gran curiosidad profesional, con un pesimismo relativo y con una gran preocupación por los que van a quedar excluidos, sobre todo en nuestro país. Hasta el día de hoy, tranquilo, porque tanto mis amigos como mis familiares y la actividad de la empresa de la que soy presidente no se ha visto afectada. También tengo que reconocer que soy un privilegiado, porque tengo holgura espacial a la hora de moverme, no estoy entre la gente con baja renta o con el empleo en peligro, y soy un privilegiado porque tengo elementos de juicio para tratar de entender algo mejor las consecuencias de esta crisis.

"Los españoles estamos demostrando una disciplina y una capacidad de adaptación enorme"

P.- ¿Vamos a tener que reinventarnos todos?
R.- Los españoles estamos demostrando una disciplina y una capacidad de adaptación enorme. Llevamos ya seis o siete semanas con una actitud excepcional. Estamos haciendo gala de esa alfabetización tecnológica y hemos hecho de la necesidad virtud y estamos haciendo gala de una solidaridad grande, que yo creo que va a seguir el día después. Hemos verificado que las instituciones son importantes, hacer las cosas en común también. El individualismo puede ser sano para algunas cosas, pero la gestión de los problemas de las crisis son necesarias las instituciones comunes. Probablemente ahora me estoy reconciliando más con la especie, con mis conciudadanos. Es verdad que el trato es mínimo, pero lo estamos viendo en los gestos, las actitudes, son unas actitudes sanas. Por eso no acabo de entender ese clima que trata de buscar el desencuentro entre nuestros representantes políticos. Eso me duele un poco.

P.- ¿Han demostrado en esta crisis las grandes empresas que su objetivo es algo más que ganar dinero? ¿La crisis del coronavirus ha supuesto su mayoría de edad como empresas socialmente responsables?
R.- Eso es muy importante estamos viendo una reacción adaptativa muy maja, en empresas grandes que están destinando recursos para ayudar, pero también en individuos y en empresas pequeñas. Es solidaridad y responsabilidad en última instancia. Lo colectivo se ha puesto en valor con esta crisis.