En pleno corazón de Santa Pola (Alicante), una startup española ha emergido prácticamente de la nada para, en apenas ocho meses, lanzar un órdago a la industria del automóvil con una apuesta muy clara: la movilidad sostenible y el avance tecnológico. Con un nombre inspirado en una mezcla de palabras latinas y chinas, Liux llama a la puerta del mercado automovilístico europeo con una propuesta innovadora y transgresora que pretende romper los esquemas. ‘Camino de luz’, o eso aseguran sus fundadores, David Sancho (Product CEO) y Antonio Espinosa (Company CEO), es la representación que buscan proyectar en las mentes populares con su imagen de marca. Eso sí, iluminado con energía renovable, que no quepa duda.

La visión de los CEOE parece clara, “hacer el coche más sostenible del mundo”, bromean. Si bien es cierto que reconocen que quizá esta sea una visión muy ambiciosa, ya que, se ven obligados a enmarcar el proyecto dentro de un coste en el que la financiación y la rentabilidad son fundamentales. Para hacer esto grande requerimos inversión, un plan de negocio ambicioso, rentable y a largo plazo”, asegura Antonio Espinosa a ElPlural.com. No obstante, se niegan a renunciar a su carácter sostenible y aseguran que, aunque no serán “ni la marca más vendida, ni la más prestacional ni la más premium; queremos ser la marca referente en sostenibilidad dentro de la automoción”.

Después de comenzar su proyecto en marzo de 2021, momento de constitución de la marca; atravesar la primera ronda de inversión en diciembre, en la que recaudaron dos millones de euros; formar el equipo de trabajo y lanzar la marca en los primeros meses de 2022; ahora está teniendo lugar el desarrollo del plan industrial, que conllevará el diseño y planificación de fábrica.

Sin embargo, lo mejor estar por llegar y lo hará el 10 de noviembre, momento en el que se presentará el prototipo al público, prototipo que el redactor que escribe estas líneas ha podido ver, aunque inacabado, y promete. Tras esto, en enero de 2023, tendrá lugar la segunda ronda de captación de inversión, momento en el que los inversores podrán apostar por esta startup y dará comienzo la construcción en fábrica. Lo malo: habrá que esperar hasta enero de 2024 para poder adquirir el primer modelo, momento en el que esperan producir 4.500 vehículos, a los que seguirán 5.000 en 2025 y 15.000 en 2026, con la capacidad de llegar hasta los 50.000 en este último año. Eso sí, para poder cumplir con este proyecto necesitarán una inversión de, al menos, 100 millones de euros.

Prototipo

Sostenibilidad y emprendimiento de la mano

Como en cualquier proyecto empresarial que quiera sobrevivir e implementar nuevos proyectos, desde Liux no pretenden ocultar que su intención es hacerse grande, conseguir expandirse internacionalmente y aumentar su plantilla. Sin embargo, se mantienen en sus trece: “el carácter sostenible y ecologista es la razón por la que empezamos el proyecto”. Sin embargo, esta visión no se sustentaría sin un gran tejido tecnológico y un equipo motivado detrás.

“La sostenibilidad no es cosa de unas pequeñas startups de gente muy idealista y abraza árboles, sino que ya forma parte de la visión y el sentido de startups que escalan rápido, que cada vez son más grandes y ambiciosas”, bromea Espinosa, quien ha ‘sufrido’ más de una vez ese tipo de apelativos. Desde Liux transmiten que van mucho más allá, que cuentan con un proyecto sólido y atractivo para los posibles consumidores.

Parte de su proyecto se basa en la simplificación del producto y de su proceso industrial, aseguran. Esto es posible “eliminando lo innecesario y centrándonos en el valor”, expresa Sancho. Así, el Liux Animal, primer modelo que presentará la marca, esta fabricado con modelos “extremadamente simples, fáciles de montar, reparar y reciclar”, consiguiendo llegar a reducir en un 25% las piezas y materiales. La tecnología culpable de esto no es otra que impresión 3D, que les permite reducir en un 70% el tiempo de fabricación y la energía y el CO2 utilizados, ahorrándose la matrización y modificando la estampación del vehículo. “Somos capaces de fabricar los moldes de carrocería y chasis con impresión 3D, creando así un proceso más sostenible y flexible”, transmiten.

Ingeniería 3D

“Huimos de multimateriales, intentamos luchar para que no haya. Todas las cosas superfluas, plásticos que nos convencen de que son necesarios para que el coche tenga más calidad, desaparecen en Liux. Vamos a intentar que el coche tenga lo imprescindible y que, además, el coche guste mucho”, sentencia Sancho en este aspecto.

Lino, soja y vainilla componen el coche

Por su composición, el Animal es el primer vehículo realizado con materiales de origen vegetal. Más concretamente, el 90% de su carrocería se compone de un biocomposite a case de fibras de lino y de resinas biobasadas compuestas de soja y vainilla. Esto hace el producto final mucho menos contaminante que el de aquellos competidores que usan fibra de carbono, altamente contaminante a su paso por los altos hornos, y permite una disolución sostenible del producto con la que recuperar y reutilizar el 100% de los materiales.

Lino que compone la carrocería

Ninguno de estas características sostenibles impide que la autonomía del vehículo, eléctrico por si a alguien le cabía alguna duda, sea reducida. Su sistema de baterías modulares permite una independencia de 600 kilómetros. Además, al repartirse en módulos, Linux se cubre las espaldas de cara a una posible obsolescencia o problema del vehículo, puesto que, estas se pueden extraer, remplazar, actualizar o incluso dotar de una segunda vida. Punto al que hay que sumar la eliminación de las clásicas baterías de litio.

La apuesta por esta tecnología sostenible, pero revolucionaria, llega a Europa de la mano de una pequeña empresa española. “Creo que es inevitable, ya sea por voluntad antes o por necesidad después, vamos a ir hacia una movilidad más sostenible, ya estamos yendo, más lento quizá de lo que deberíamos, pero es inevitable. Ya cada vez es más difícil encontrar emprendimientos sin impacto positivo”, sostiene Espinosa, que se muestra totalmente seguro de que este es el futuro y ellos se están adelantando.

¿Puede esta tecnología responder a la demanda?

Espinosa asegura que sí, aunque reconoce que “no es un proceso que se pueda hacer de un día para otro”. Se declara enemigo de la prisa porque “la transformación puede hacerse de esa manera”. De hecho, asegura que es “la frustración” lo que en muchas ocasiones acaba con proyectos que respetan el medioambiente, pero buscan resultados en el corto. “Mucha prisa porque es muy necesario, pero estamos buscando cambios sistémicos gigantescos en industrias muy grandes con muchas inversiones detrás y muchos tiempos de desarrollo”, apunta para mostrar la imposibilidad de un cambio instantáneo.

Para conseguir esto, también son consciente de que la reducción de la circulación es una parte fundamental de la sostenibilidad. “No es reducción en cantidad de personas ni de viajes, sino una reducción en la cantidad de combustibles, activos y procesos que tienes que gastar para conseguir esos desplazamientos. En el futuro veremos una movilidad cada vez más compartida, los activos cada vez se van a amortizar por más personas. De lo que se trata es de dar eficiencia a las cosas que se fabrican”, destaca Espinosa.

Entorno a este concepto gira también su idea de producción: las microfábricas. Así, Liux huye de las inmensas fábricas deslocalizadas, que se alejan del ámbito nacional, contaminan en mayor medida y suponen unos mayores costes. “La idea es que no existan unos costes logísticos de desplazamiento de producto determinado por todo el planeta, sino que produzcas cerca de donde vendes. Además, puedes desarrollarte de la mano de los proveedores locales, haciendo una cadena de valor muchísimo más razonable”, explica el Company CEO.

Equipo joven e ilusionado

A nadie que haya compartido tiempo con el equipo de Liux, como ha sido el caso de este periódico, se le escapa la corta edad que presentan las personas que lo componen. Ilusión es la principal emoción que proyectan sus caras, su talento y valía lo demuestra el trabajo que han hecho. Diseño, producción, ingeniería, marketing, comunicación, montaje y todos los procesos que puedan imaginarse se perciben tanto en el proyecto final como en un taller poblado de jóvenes.

Modelo previsto

La explicación nos la da Espinosa: “hay una cantera bestial de diseñadores de la Universidad de Valencia. Trabajamos con gente joven con mucho talento y puesta al día, haciendo un equilibrio con gente sénior que pone la dirección. Esa combinación es invencible. Soy muy partidario de que los procesos se desarrollen en equipos pequeños, así la coordinación y la velocidad necesarias en estas fases son clave”.