La presidenta de Banco Santander, Ana Botín, ha declarado este jueves en la Audiencia nacional por el caso Popular, asegurando que ni el exministro de Economía, Luis de Guindos, ni el exgobernador del Banco de España, Luis Linde, le presionaron por la compra de Banco Popular en 2017, por el precio simbólico de un euro.

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Sin embargo, ha reconocido que sí le hicieron llegar su “preocupación”, antes de la resolución emitida por la Junta Única de Resolución (JUR), a través de varias llamadas. Botín ha acudido esta mañana a la Audiencia Nacional para declarar como testigo ante el juez José Luis Calama en la causa que investiga a los dos últimos equipos gestores del Popular, incluidos los expresidentes Ángel Ron y Emilio Saracho.

Según fuentes jurídicas, la banquera ha asegurado que tuvo una relación “mínima” con los directivos del Banco Popular y matiza que solo tuvo contacto “dos veces con cada uno” por motivos profesionales.

Botín ha explicado que el Banco Santander recibió en mayo de 2017 una invitación para acudir al proceso de venta privada de Banco Popular, en el que pudieron intervenir Rodrigo Echenique, presidente de Santander España en ese momento, y su equipo. Así, asegura que ella no tuvo ningún contacto con la entidad en dicho trámite.

Santander entendió que “había un deterioro de confianza en el Popular”, según la directiva, tras estudiar el proceso de venta y que esto supondría hacer reservas. Botín ha recalcado que el banco cumplía con todos los requisitos regulatorios y era solvente a pesar de su problema de liquidez y de estar por debajo de la media de provisiones del mercado.

Por ese motivo, Banco Santander no llegó a presentar una oferta en ese momento, asegurando que la compra no era posible en el mes de mayo, según las condiciones de mercado.