Las empresas británicas buscan su colchón salvavidas en la Unión Europea. Unas 500 compañías se encuentran negociando con Países Bajos para establecer allí sus sucursales tras las salida de Reino Unido de la Unión Europea. Un ejemplo de ello es la británica Stewart Superior, que distribuye material de oficina y que ya ha abierto una sede neerlandesa.

De hecho, según la Agencia de Inversión de Asuntos Exteriores de los Países Bajos (NFIA), el creciente interés de estas empresas tiene relación directa con el acuerdo comercial del Brexit alcanzado a finales del pasado mes de diciembre. Pero, ¿cuáles son los principales problemas que afrontan estas empresas?

Básicamente se trata de tiempos de espera más largos en la frontera, problemas con los cobros del IVA a sus clientes, -al no obtener un servicio intracomunitario hace que este impuesto sea más difícil de declarar en la UE-  o encarecimiento de los productos, entre otros factores. Y es que, teniendo en cuenta que prácticamente la totalidad de los productos que se comercian proceden del espacio extracomunitario, como por ejemplo es el caso de China, tan sólo aquellos cuyo origen sea Reino Unido podrán exportarse a la UE sin aranceles. ¿Por qué? cada producto necesita un código de barras y en cada transición, a la que se suma el IVA, se convierte en una pesadilla burocrática para los empresarios británicos.

Por ello, además de Países Bajos - que no se encuentra en la lista negra de paraísos fiscales de la Unión Europea pero consta de una normativa fiscal que favorece a los grandes grupos- Irlanda, Alemania y Francia también se han convertido en una atractiva opción para los inversores, sobre todo para aquellos que buscan mejores ventajas.

El elevado nivel del de inglés y la proximidad geográfica con el país son, sin duda, factores que los inversores tienen en cuenta. Por ejemplo, el Gobierno de la Haya ofrece a los ciudadanos que optaran por establecer sus sedes en los Países Bajo la posibilidad de no pagar durante 8 años el impuesto sobre la renta respecto al 30 por ciento de salario de los empleados para compensar los costos adicionales en los que incurren los trabajadores internacionales cuando se mudan; las tasas sobre del impuesto sobre la renta de las sociedades son del 16,5 por ciento para los primeros 200.000 euros de beneficios imponibles y del 25 por ciento para los beneficios imponibles que superen esa cantidad.Tampoco hay retención de impuestos estatutarios sobre los pagos efectuados por intereses y regalías, entre otras ventajas. ¿Unas propuestas atractivas, no?

Qué ofrece España

No obstante, y aunque la inversión británica haya crecido en nuestro país, España no se encuentra entre los destinos preferidos que atraigan a las empresas que se encuentran en pleno éxodo. Entre los motivos se encuentra la carencia de consultoras que asistan a la banca de inversión en su idioma (inglés); la falta de incentivos fiscales y el clima político si se presta especial atención al conflicto catalán. Y eso que España se está poniendo las pilas.

Tanto el ICEX como la Cámara de Comercio de España y la CEOE, se han puesto de acuerdo para crear el “Canal Brexit”, es decir, un servicio de asesoramiento en temas de internacionalización y servicios especializados para detectar potenciales socios o entidades cuya sede se encuentre aún en Reino Unido. Es lo que han denominado como “Cheque Brexit”, que promete también unas rebajas de hasta el 80 por ciento en su labor de consultoría. Ahora queda ver si queda algún pez que pescar en el río del Brexit.