Juan Gómez de Mora inició su proyecto de palacio en 1630. Una idea que posteriormente sería continuada por Muley Xeque, su primer montador, Pedro Ribera, quien lo reformó en 1731 modificando la fachada y añadiendo una puerta barroca, e Ignacio Thomas, que se lanzó a su reconstrucción en 1783.

Un año después el duque de Santoña compró el inmueble y reformó por completo el interior. Ya en 1933, la Cámara de Comercio lo adquirió con la decoración original del duque, y hoy es posible alquilarlo para eventos empresariales, ceremonias y rodajes.

“Es un palacio único, por eso los actos que se realizan aquí son exclusivos. Es un lugar sorprendente, una joya desconocida de Madrid”, explicaba Eva Moreno, jefa de Promoción y Comercialización de Espacios de la Cámara. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce.

Un plan de viabilidad perdido

A pesar de haber acogido actos muy recientes como los Premios Vogue Joyas o la presentación del libro de Carmen Posadas, el palacio lleva más de cuatro años registrando pérdidas y, al ser una entidad tutelada por la Cámara de Comercio, es obligatorio presentar un plan de viabilidad que no llega desde enero de este año.

Presidente, vicepresidente y director general parecen no estar tampoco en sintonía con la gestión que se pretende llevar a cabo, y además el propio director general se habría subido el sueldo durante el actual mandato.

Desde la consejería de Economía, Empleo y Haciendo de la Comunidad de Madrid se ha fijado ya como fecha límite el próximo 1 de septiembre para que se presente el plan. De lo contrario, la situación seguiría empeorando al permitir que persista.