Además, la entidad financiera, muy vinculada a través de su dirección al mundo del Partido Popular valenciano, ha dado un perfil muy peculiar a sus inversiones en adquisición de empresas, muchas de las cuales pertencían a socios y ‘amigos’ del propio banco. Por ejemplo, el Banco de Valencia ha comprado en los últimos años compañías de los empresarios valencianos Eugenio Calabuig y Lucas Romaní –amigo de la infancia de Aznar-, o del exministro y exmilitante socialista Antoni Asunción.


Voz de alarma en la Junta de accionistas
En la junta general de accionistas del banco de este año saltó la voz de alarma. Un grupo de pequeños inversores pidieron la palabra para preguntar al entonces presidente del Banco de Valencia, José Luis Olivas (dimitió del cargo el 28 de octubre pasado), por las extrañas compras que realizaba la entidad. Olivas no entró en dar muchas explicaciones al respecto, pero una de las cosas que sí dijo fue que el banco no había prestado dinero a Eugenio Calabuig, presidente de Aguas de Valencia.


Calabuig es un reconocido amigo del entonces consejero delegado del Banco de Valencia, Domingo Parra, sustituido en el cargo el pasado 7 de octubre por Aurelio Izquierdo. Éste es un hombre de confianza de Rodrigo Rato, que le ha situado ahí para intentar poner orden en esta filial díscola.


Cien millones por una empresa con patrimonio de tres
La verdad es que no hacía ninguna falta que el Banco de Valencia hubiera dado un préstamo ventajoso a Calabuig, que era lo que los accionistas preguntaban. La entidad financiera había comprado en el verano de 2009 una inmobiliaria llamada Costa Bellver, que era propiedad de Eugenio Calabuig. La relación de este empresario con el banco viene de antiguo, ya que entre ambos controlan más del 60% de la empresa Aguas de Valencia a través de una sociedad denominada Inversiones Financieras Agval, creada en su día precisamente para controlar la compañía distribuidora de agua en la ciudad de Valencia.


En plena crisis inmobiliaria, Habitat (filial de Bancaja), unió sus fuerzas al Banco de Valencia para, a través de Inversiones Financieras Agval comprar Costa Bellver a Eugenio Calabuig, que recibió por el 83% de la sociedad algo más de cien millones de euros, cuando según el auditor de la matriz de Aguas de Valencia, la inmobiliaria tenía un patrimonio de apenas tres millones y contaba con unos activos de alrededor de diez millones de euros.


De la finca, a la pesca
También fue motivo de preocupación para los pequeños accionistas la relación del Banco de Valencia con Antoni Asunción, quien fuera ministro del Interior cuando huyó Juan Roldán, y que fue expulsado del PSOE en enero tras acusar al partido de haber hecho pucherazo en las primarias de Valencia.


Asunción era el accionista mayoritario de Acuigroup Maremar, piscifactoría que en 2009 recibió 2,9 millones de euros de subvención de la Generatitat de Valencia y en la que el Banco de Valencia tenía un 20% de participación. La sociedad tenía problemas económicos por la elevada deuda que mantenía, pero el Banco de Valencia decidió en julio de 2010 convertir préstamos en acciones y se hizo con el 68% de Acuigroup. Asunción dejó de ser accionista pero también se olvidó de las deudas. Un gran favor en los tiempos que corren.


Negocios con el compañero de colegio de Aznar
En 2010, concretamente entre julio y septiembre, el Banco de Valencia se hizo con la casi totalidad de las acciones de una sociedad dedicada a la inversión en bolsa, Nordkapp inversiones, de la que pasó a tener el 90,97% desde el 34,25% que tenía antes. Esta empresa había sido fundada en 2003 por el empresario valenciano Enrique Lucas Romani, compañero de colegio de José María Aznar y del expresidente de Telefónica Juan Villalonga.


Lucas Romaní fue también consejero de Bancaja, la matriz del Banco de Valencia, y está casado con Marisol Martínez Reig, que fue directora general de Planificación y Ordenación Territorial de la Generalitat de Valencia, cargo que ocupó nombrada directamente por Francisco Camps. Nordkapp Inversiones gestiona, entre otras cosas, 45 Sicav, tipo de sociedades donde invierten las grandes fortunas, a través de las cuales mueve más de 300 millones al año.


Matas y las inmobiliarias
Mientras tanto, y además de financiar los tres millones de euros de fianza que el expresidente balear Jaume Matas depositó en el juzgado para eludir la cárcel, el Banco de Valencia iba comprando inmobiliarias, sin ruido, pero a un ritmo constante. Entre 2008 y 2009 adquirió diez y tomó el control de la gestión de otras cinco en las que tiene participaciones de entre el 33% y el 68%.


Si a eso le sumamos las 17 inmobiliarias en las que participa sin tener la gestión directa, el banco está presente en 32 sociedades dedicadas a la compra-venta y urbanización de terrenos e inmuebles, lo que le genera un coste anual directo de casi 60 millones de euros (según las cuentas auditadas de 2010) que lastran su cuenta de resultados y su solvencia, hasta el punto de que la agencia Fitch ha revisado a la baja su calificación de viabilidad, se ha visto sometido a una inspección extraordinaria del Banco de España y ha reconocido que necesita más capital para cumplir con las normas legales.