Corría el mes de julio del año 2012 cuando España afrontaba su tercer ejercicio de recesión. Una situación difícil para el país que por aquel entonces gobernaba Mariano Rajoy y la situación económica estaba en entredicho. Uno de los momentos más duros para los ciudadanos españoles tanto en lo económico como en lo social. Hay que señalar que, un mes antes de ello, España fue rescatada.

El 26 de julio de ese curso, el FMI elaboró un informe en el que describe la situación económica de España y este primer borrador, según ha informado El País, contenía epítetos crudos que fueron edulcorados en las versiones posteriores. La perspectiva de la cuarta economía del euro la calificaron como “desoladora”.

Este informe del Fondo Monetario Internacional, ya bajo el liderazgo de Christine Lagarde, estaba destinado a establecer un diagnóstico de la situación de España, pero en lugar de describir una realidad tan sólo se limitó a endulzar su análisis. El fin último de la organización se correspondía con el deseo de no levantar suspicacias en el mercado y evitar, así, lo que consideraban una alarma catastrófica para la economía europea.

Voces discordantes

Sin embargo, algunos consejeros del Fondo no entendían que se dibujara tan sólo un bosquejo en lugar de informar y prevenir sobre la situación real de España. Un responsable de la organización, según relata El País, sostenía que las modificaciones no eran sustanciales. Además, justificó que estas variaciones se llevaron a cabo, por otro lado, para no dar “carnaza a periodistas deseosos de exagerar el mensaje del Fondo”.

La alarma ya se había apoderado de unos mercados que se tambaleaban. Por este motivo no querían que aumentara el nivel de alerta. Tampoco con la prensa. Pero las críticas internas brotaban con fluidez.

“A nuestro presidente le preocupan algunas modificaciones y eliminaciones del informe”, relata Jose Pedro Fachada, director ejecutivo del FMI por aquel entonces. Señalaba, además, que, ateniéndose a la política de transparencia del Fondo, sólo se puede suprimir información que no sea de dominio público. Por tanto, en este caso, los datos que endulzaron eran ya de sobra conocidos a nivel mundial.

Por otro lado, Thanos Catsambas – directivo del FMI con sede en Washington - mostraba su “desacuerdo” con el brasileño Fachada, pues “a nuestro presidente le pareció que la versión corregida era más apropiada”. Sin embargo, Martin Mühleisen, director del Departamento de Estrategia, Política y Análisis, profundizó unas capas más en este asunto. Y es que “el objetivo no era cambiar el mensaje del informe”, puesto que consideran que es “honesto con los riesgos”, sino que los cambios se producen por motivos de “sensibilidad de los mercados”. Sostiene que los datos brutos “podrían ser malinterpretados por el público”.

Por su parte, Mühleisen aseguró que no quería “discutir una palabra”, pero señaló que “no se siguió el procedimiento”, por lo que se incumple la “política de transparencia”.