Situándonos en la recta final del año, diciembre, la perspectiva económica en el último mes de 2021 supone un impulso de cara a 2022. A pesar de que, según un informe de la OCDE, "se prevé que el PIB crezca un 5,5% en 2022 y un 3,8% en 2023, con el respaldo de las políticas fiscal y monetaria. La demanda interna será el principal motor del crecimiento, a medida que el aumento de la confianza, la mejora del mercado de trabajo, las condiciones de financiación favorables y los fondos del Plan de Recuperación para Europa vayan impulsando el consumo privado y la inversión". 

Por otro lado, la inflación general en 2022 seguirá siendo alta, debido al efecto de arrastre de 2021, mientras que la inflación subyacente se mantendrá en niveles moderados. No obstante, para evitar un posible aumento de los problemas de insolvencia en las empresas, deberían acelerarse la ejecución de las ayudas directas y aprobarse rápidamente el proyecto de ley concursal.

Comparativa España OCDE

 

Por otro lado, el levantamiento de las restricciones ha impulsado la recuperación a pesar del aumento de la incidencia por los casos de la variante del coronavirus, Ómicron que ya se encuentra en Europa. De hecho, la cuestión sanitaria es la que empuja a este último mes del año a que exista cierta inestabilidad y temor en los mercados, sobre todo, teniendo en cuenta las restricciones económicas que, algunos de los países vecinos, ya están aplicando. 

Precisamente, debido a la incertidumbre sobre sii nos acercamos a un nuevo confinamiento o a ciertas medidas restrictivas, en este último mes, la actividad manufacturera en España "sigue pujante y el porcentaje de empresas que sufren cuellos de botella debido a la escasez de ciertos insumos y materias primas es de un 22%, un nivel inferior al promedio de la Unión Europea del 48%", asegura la OCDE.

Además, en España, los mercados de trabajo han mostrado mayor capacidad de resistencia que en crisis anteriores y los expedientesde de regulación temporal de empleo (ERTE) han desempeñado un papel fundamental a la hora de limitar la pérdida de puestos de trabajo, por lo que están permitiendo una recuperación más rápida.

"El aumento de las afiliaciones a la Seguridad Social y el descenso del número de trabajadores acogidos a un expediente de regulación temporal de empleo hasta 190.718 -en torno al 6% del máximo alcanzado en abril de 2020- ha devuelto las tasas de empleo efectivo a niveles casi prepandémicos. Sin embargo, a pesar de la disminución, la tasa de desempleo sigue siendo alta,14,7% en el tercer trimestre, y persisten en tasas de desempleo juvenil (30%) y de parados de larga duración (32%)", explica la OCDE.