El inspector del Banco de España José Antonio Casaus Lara supo que BFA (Banco Financiero de Ahorros, entidad resultante de la fusión de Caja Madrid, Bancaja, La Caja de Canarias, Caja de Ávila, Caixa Laietana, Caja Segovia, y Caja Rioja) no era viable en abril de 2011, tres meses antes de la salida a Bolsa de Bankia, e incluso ha calificado a la entidad de ser "un banco en caída libre" que se habría asfixiado en términos de liquidez de no ser por las ayudas públicas que recibió, según ha afirmado durante su declaración como testigo en el juicio por esta operación que se celebra en la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares (Madrid).

Casaus ha explicado que se dio cuenta de la inviabilidad del grupo después de ver la foto del primer trimestre, ya que su "gran problema" era su incapacidad para generar beneficio de manera recurrente. "Vimos que si quitabas lo recurrente, antes de sanear nada, no ganaba nada, y encima la tendencia era decreciente, es decir, que tenía toda la pinta de que el grupo iba a ser generador de pérdidas recurrentes incluso antes de sanear nada, ni lo ordinario ni lo extraordinario", ha apostillado. "Era un banco en caída libre y solo podía empeorar el tema. De hecho, si este grupo no cayó por falta de liquidez fue por las ayudas públicas. Si no, se hubiera asfixiado en términos de liquidez, porque no había quien le renovara las emisiones", ha asegurado.

En cuanto a la salida a Bolsa de Bankia, Casaus ha indicado que pocos días antes de la reunión con la intervención del grupo, el Banco de España no sabía que activos iban a ir a Bankia y cuáles a BFA. "No eran las condiciones para sacar a Bolsa una entidad, no estaba delimitado el perímetro de lo que salía a Bolsa, eso fue una imprudencia", ha criticado. "Las ideas eran que saliera todo el grupo a Bolsa o separar del grupo la parte más deteriorada, que tiene muy mala pinta y no es viable, y lo que sacamos a Bolsa es la parte menos deteriorada. Ya veríamos si con el tiempo habría que intervenir la parte de abajo o no", ha relatado. Así, se decidió sacar a Bolsa "la parte de la manzana que no tenía el gusano". En opinión de Casaus, si se hubiera tratado de dos bancos separados, BFA hubiera sido intervenido y Bankia no.

Gestores desacreditados

Para cumplir con los requerimientos de capital de los nuevos decretos Guindos, el grupo tenía tres opciones: salir a Bolsa, encontrar un inversor extranjero o ser intervenido por el FROB. Casaus puso de manifiesto que la salida a Bolsa de Bankia, si bien era viable, no iba a solucionar los problemas del grupo. "Iba a captar 3.000 millones y a aguantar como con una bombona de oxígeno, pero es que el grupo destruía valor cada día, estaba en un punto de no retorno", ha señalado Casaus, quien ha explicado que tras la salida a Bolsa, el grupo "había pasado a cumplir formalmente con los requisitos del real decreto sobre el capital principal".

Sin embargo, la entrada de un banco extranjero que tomase el control de la entidad podía convertir a BFA-Bankia en un grupo rentable, ya que pasarían a formar parte de la gobernanza con "unos gestores que igual tenían credibilidad ante el mercado" y con actitud de afrontar problemas de una entidad en crisis, disminuyendo costes o cerrando oficinas. "Empezaría a ser viable un banco que con esos gestores desacreditados por el mercado no iba mas allá que a la liquidación. Pero vino a decir el presidente (Rodrigo Rato) que eso supondría cambios en la gobernanza de la entidad, y la intervención del FROB más de lo mismo. Eso, al margen del interés por la empresa, tenían un interés personal por permanecer en los puestos, que eso era con la primera opción (la salida a Bolsa)", ha explicado Casaus.

La 'falta de coraje' de no certificar que Bankia no era viable

Casaus Lara ha reconocido que en su informe con datos a 31 de marzo de 2011 se añadió un párrafo a posteriori que aseguraba que la entidad contaba con provisiones suficientes para los próximos dos años en contra de lo que realmente pensaba y que lo hizo "por falta de coraje". El inspector ha reconocido que incluir ese párrafo fue "el gran error" de su equipo, ya que en realidad opinaba que la entidad necesitaba unas provisiones adicionales de alrededor de 8.000 millones de euros, y que ya sabía que el grupo no era viable desde abril de 2011.

Tras realizar su informe de seguimiento con fecha 31 de marzo de 2011, el jefe de departamento del Banco de España, Pedro González, pidió a Casaus y a su equipo que especificara si los saneamientos registrados en la integración de las cajas eran suficientes, así como un desglose de los 9.207 millones de ajustes de integración. La opinión de Casaus era que faltaban 8.000 millones de saneamientos, y así se lo trasladó a su jefe de equipo, Pedro Comín. "Le dijimos, Pedro, no lo vemos, porque vamos a poner que faltan saneamientos", ha relatado, a lo que su superior le respondió "poned una cosa que no comprometa mucho" y propuso indicar que, con los fuertes saneamientos registrados en los últimos años, las provisiones para los próximos dos años eran suficientes.

La responsable de riesgo de crédito estaba ausente en ese periodo y su sustituta estaba "muy incómoda" con añadir ese nuevo párrafo, por lo que propuso una redacción alternativa por correo. "Al final el jefe dijo, oye mira, no hay más intentos, o lo metéis o no lo metéis, y ahí llegó nuestro error de falta de coraje y lo metimos contra lo que pensábamos", ha reconocido Casaus. En realidad, el inspector pensaba que Bancaja y Caja Madrid tenían unos saneamientos no reconocidos de 16.000 millones de euros, mientras que el grupo BFA-Bankia se constituyó con unas provisiones de 9.207 millones, de los que además 1.400 millones no debían incluirse porque correspondían a prejubilaciones, con lo que a efectos netos tenía 7.800 millones. Esto significa que Casaus creía que la entidad tenía un déficit de saneamientos de 8.000 millones de euros, pero aún así añadió en su informe de 31 de marzo de 2011 que Bankia tenía provisiones suficientes.

"Es un error de coraje que contradice lo de los 16.000 millones, porque pensábamos que no estaba bien cubierto", ha admitido en preguntas a la fiscal Anticorrupción Carmen Launa, quien ha reiterado en varias ocasiones que incluir dicho párrafo fue su "gran error". En cuanto a los motivos por los que lo hizo, Casaus ha explicado que las entidades habían hecho una primera ronda de refinanciación con los promotores y habían empezado la segunda. "Si han blindado ya otra ronda de tres años, esto no va a aflorar salvo que el Banco de España o quien sea haga que aflore", ha comenzado a explicar antes de que la presidenta del tribunal haya interrumpido su declaración para realizar un receso.

Los cálculos de Deloitte volvieron a quedarse cortos

Casaus ha reconocido que su equipo calculaba que las pérdidas esperadas de las cajas que dieron lugar a BFA-Bankia eran muy superiores a lo que se había provisionado, en un contexto de crisis en España en el que el precio del suelo había caído en torno a un 40% y el de la vivienda casi un 30%. "Cualesquiera de las siete cajas, si hubieran tenido que hacer todos los saneamientos que pensábamos que les faltaban, hubieran estado en pérdidas", ha sostenido el inspector, quien ha insistido en que no se podía exigir esas dotaciones porque su análisis consistía en un ejercicio generalizado y no individualizado. "Está bien desde un punto de vista analítico y te da una idea, pero no se lo puedes exigir", ha explicado. En este sentido, el avance del tiempo "dio lugar a incrementar la sensación de pérdida esperada", teniendo en cuenta el perfil de riesgo de Caja Madrid y Bancaja y que la primera había reconocido como dudosos un 80% de su cartera crediticia, frente a menos de un 20% en Bancaja. "No era una barbaridad pensar que podía haber 16.000 millones de saneamientos no reconocidos en Caja Madrid y Bancaja, ahora bien, eso es para ver que tenemos un problema, pero a nivel de reconocer y exigir no vale", ha indicado.

El plan de integración elaborado por Afi y Deloitte apuntaba a que debían provisionarse unos 7.000 millones de euros y el informe posterior de PwC decía que 11.500 millones, por lo que Casaus opinaba que ambos informes "se quedaban cortos", puesto que en su opinión esta cifra ascendía a unos 16.000 millones, debido al inicio de la crisis financiera en España que motivó que el precio del suelo cayera en torno a un 40% y el de la vivienda casi un 30%.

Durante su interrogatorio, el inspector de Banco de España también ha criticado las condiciones del ajuste laboral de Caja Madrid a finales del ejercicio 2010. "No eran compatibles con una entidad que había recibido ayudas públicas", ha apuntado. De hecho, a este procedimiento se acogió el 99% de los empleados. "Yo, a quien no entiendo, es a ese 1% que no se acogió", ha resaltado.