El precio de la vivienda en España se ha disparado meteóricamente en los últimos años, impidiendo el acceso de gran parte de la ciudanía y empujándola a unos alquileres ubicados en niveles históricos. Esta evidencia ha sido ahora señalada por la Comisión Europea, que considera que el mercado de la vivienda español cuenta con unos precios “sobrevalorados”. Los datos de Bruselas apuntan a que ya en 2022 el encarecimiento fue del 7,4%, situando los precios un 15% del valor real, y que en 2023 la sobrevaloración roza el 20%.

El problema de precios de la vivienda no es una realidad únicamente española; sin embargo, el enquistamiento de los precios si es marca de la casa. Estados como República Checa, Países Bajos o Suecia contemplan comienzan a caer de los niveles desproporcionados alcanzados, mientras otros como Bulgaria, España, Letonia, Portugal y Eslovenia sufren todavía ascensos, pese a sufrir ya valores muy elevados. Este drama golpea ya a varios países donde el acceso a un bien de primera necesidad se ha convertido en un reto.

“La evolución de los precios de la vivienda puede verse como un factor de riesgo para una futura corrección más pronunciada si las condiciones económicas se deterioraran, con los precios de la vivienda fuertemente sobrevaluados”, reza el informe emitido por Bruselas. En el caso español, la mejor de las noticias que puede darse es que la subida se modera; es decir, sube, pero lo hace con menor fuerza. Esta tregua se ha producido, según el estudio europeo, por la “subida de los tipos de interés” y el “descenso de las transacciones”.

En el conjunto del continente, las subidas fueron fuertes durante los primeros meses de 2022, hasta que entró en juego la política restrictiva del Banco Central Europeo (BCE). El rally alcista supuso un “punto de inflexión” debido al aumento de las tasas hipotecarias y la bajada de los tipos reales. “Se espera que los precios de la vivienda sigan ajustándose a las tasas de interés más altas”, apunta Bruselas, que asegura que “los ingresos disponibles condujeron a una desaceleración del aumento de los precios de la vivienda” de forma generalizada entre los Veintisiete.

Desde Europa se defiende la política del BCE, entendiendo que el aumento de los tipos de interés ha provocado una reducción de la demanda de préstamos para compras y transacciones de vivienda en 2022 y 2023, afectando los precios y limitando e acceso. “La moderación del crecimiento de los precios de la vivienda continuó en 2023, con más países de la UE mostrando caídas en los precios de la vivienda, pero los mercados inmobiliarios siguen sobrevaluados en muchos países”. En esta conclusión, España se ubica en el grupo de los sobrevaluados.

Los hipotecados sufren al BCE

La política del organismo presidido por Christine Lagarde busca reducir la demanda de préstamos para combatir la elevada inflación. Por el momento, los valores inflacionarios de la zona euro continúa reduciéndose, ubicados ya en un 2,4%, pero el BCE se resiste a levantar la mano ante el temor a un repunte. El Consejo de Gobierno del organismo único de supervisión decidía el pasado jueves mantener los tipos de interés en el 4,5% y postergar su reducción a 2024.

Desde julio de 2022, momento al que el informe hace referencia como momento de cambio de tendencias, se han producido diez subidas consecutivas de los precios de interés que se frenaron el pasado octubre. Ahora, a las puertas de un nuevo año, el organismo ha decidido emular su anterior decisión y emplazar las bajadas al transcurso de los primeros meses de 2024. La última vez que los tipos de interés alcanzaron niveles similares, un 4,25% en junio del 2000, tuvieron que trascurrir ocho años para apreciar la primera bajada, aunque en esta ocasión parece que la próxima primavera está marcada en el calendario.

Los analistas apuntan a reducciones trimestrales de 25 puntos básicos en la segunda parte del año, dejando el precio del dinero entre el 3,75% y el 4% a cierre de 2024, pero la inestable coyuntura internacional y los posibles vaivenes económicos impiden estimaciones fiables. Mientras, las operaciones de compraventa continuarán cayendo en España y, según los últimos datos (octubre), se acumulan ya cinco meses en negativo.