El Banco Central Europeo (BCE) no moverá ficha antes de finalizar el año. El Consejo de Gobierno del organismo único de supervisión ha decidido mantener los tipos de interés en el 4,5% y postergar su reducción a 2024, sin delimitar un horizonte en el que depositar las esperanzas. La institución dirigida por Christine Lagarde ha decidido cumplir con las previsiones, emulando a la Reserva Federal Estadounidense (FED) y manteniendo el precio del dinero en los niveles más altos de la historia del euro, y el interés del endeudamiento se mantendrá elevado.

Los buenos datos de inflación de la zona euro y la caída preventiva del Euríbor no ha sido suficiente para pinchar la burbuja restrictiva que el BCE inició en julio de 2022. Desde aquel momento, se han producido diez subidas consecutivas de los precios de interés que se frenaron el pasado octubre. Ahora, a las puertas de un nuevo año, el organismo ha decidido emular su anterior decisión y emplazar las bajadas al transcurso de los primeros meses de 2024.

El mercado comienza a prepararse ante la previsible bajada a futuro. Muestra de ello es el desplome del Euríbor hasta el 3,75%, fruto del aumento de la competencia bancaria ante la reducción próxima de los tipos. No obstante, los futuribles apuntan a que habrá que esperar hasta después de la primavera de año que entra para ver algún movimiento del BCE, con las elecciones europeas fechadas en pleno mes de junio y la ciudadanía asfixiada por el encarecimiento de los préstamos.  

La decisión de Lagarde busca caminar hacia un objetivo de inflación del 2% en la eurozona que, si bien está cerca de cumplirse, podría perderse rápidamente si el comienzo del próximo año es tan volátil como establecen las estimaciones europeas. El inmovilismo del BCE busca evitar un paso en falso, pero castiga a las familias. Estas llevan asumiendo mes tras mes encarecimientos de cientos de euros a la hora de afrontar la revisión de sus hipotecas variables, mientras la gran banca española disfruta de unos beneficios históricos (19.761 millones hasta septiembre) que superan en un 24% los de 2022.

La última vez que los tipos de interés alcanzaron niveles similares, un 4,25% en junio del 2000, tuvieron que trascurrir ocho años para apreciar la primera bajada de tipos de interés y no fue hasta 2014 cuando se alcanzaron valores cero. En esta ocasión, el ritmo de bajada parece que comenzará antes y se contemplan reducciones trimestrales de 25 puntos básicos que dejasen el precio del dinero al 3,75% a cierre de 2024, pero la inestable coyuntura internacional y los posibles vaivenes económicos impiden estimaciones fiables.

Sin embargo, lo que sí parece una evidencia es que los tipos de interés han tocado techo de una vez por todas. Muchos puntos distancian a los veinte países que comparten el euro como divisa común del 9,2% de inflación con el que cerraban el año 2022. Por aquel entonces, el precio del dinero se situaba en el 2,5%. El rally alcista ha llevado el nivel hasta el 4,5% y puede aguantar ahí hasta, como mínimo, primavera, a expensas de que el BCE reaccione antes a la marcha positiva de los indicadores.