La manga ancha de la Comisión Europea, en lo que a endeudamiento y gasto se refiere, se ha terminado. La situación excepcional que inauguró la pandemia y mantuvo posteriormente la guerra de Ucrania dejó ver al Ejecutivo europeo más permisivo que se recuerda; sin embargo, todos aquellos paquetes de ayudas destinados a combatir la crisis energética tienen que ir desapareciendo “gradualmente” en España y en todos los miembros de la Unión. Así lo ha trasladado Bruselas en su Paquete de Primavera, compuesto por recomendaciones específicas para cada país.

“Los últimos tres años han sido muy desafiantes para las personas y las empresas de toda Europa. Si bien los precios de la energía han caído recientemente, todavía enfrentamos muchos desafíos, en particular, la alta inflación, que erosiona el poder adquisitivo de las personas y la competitividad de las empresas”, ha apuntado Valdis Dombrovskis, vicepresidente de la Comisión Europea, a nivel genérico. No obstante, ha trasladado que estamos ante el momento de “centrarse en políticas fiscales prudentes, realizar las mejores inversiones para respaldar el crecimiento futuro y mantener la competitividad de la UE a nivel mundial”.

Retirada de ayudas excepcionales

En lo referido a España, desde el Gobierno comunitario instan a retirar de forma progresiva las ayudas excepcionales aprobadas, con vistas a que en 2024 se encuentren todas fuera de vigencia. Además, la petición de Bruselas es el desarrollo de una política fiscal "prudente" y, en particular, la limitación del aumento nominal del gasto hasta un máximo del 2,6% el próximo año, en comparación con el realizado este año. Esta instancia supondría un ajuste estructural de no menos del 0,7% del PIB. Siguiendo esta senada, Bruselas confía en el plan de reducción de déficit que el Ejecutivo español le ha planteado.

Suponiendo que las políticas no varíen, las previsiones de primavera de 2023 de la Comisión son positivas y estiman que ese gasto primario neto financiado a nivel nacional - nuevo indicador que propone la Comisión- crezca un 1,4% en 2024, por debajo de la tasa de crecimiento recomendada. Además, las recomendaciones también llaman a preservar la inversión pública financiada a nivel nacional y garantizar la absorción efectiva de las subvenciones del fondo de Recuperación y Resiliencia y otras ayudas de la UE, en particular para fomentar las transiciones ecológica y digital.

Esta es la receta para el crecimiento sostenido y sostenible que necesitan los europeos

“La Comisión Europea confirma que la senda fiscal presentada por España cumplirá con los requisitos fiscales exigidos para 2024”, celebran fuentes del Ministerio de Asuntos Económicos, que también han destacado la inclusión de España en el grupo de países que no presentarán desequilibrios macroeconómicos, situación que no alcanza el país desde 2012. “La responsabilidad fiscal del Gobierno y las previsiones de crecimiento de la economía española garantizan la sostenibilidad de las cuentas públicas en los próximos años”, aseguran desde la cartera liderada por Nadia Calviño.

El Programa de Estabilidad español recoge el adelanto de la reducción del déficit al 3% del PIB y la deuda por debajo del 110% del PIB a 2024 (2,7% del PIB en 2025 y hasta el 2,5% en 2026). Las anteriores previsiones no esperaban reducir a este nivel los valores hasta 2025 y Bruselas todavía lo estima en el 3,3%; no obstante, desde el Gobierno trasladan confianza. “Se está produciendo un cambio estructural en la economía española. Las inversiones y reformas del Plan de Recuperación están transformando la economía española a medio y largo plazo, con un aumento del crecimiento potencial y un descenso del desempleo estructural”, señalan como salvaguarda de su compromiso.

En la aplicación del plan coincide la Comisión, que espera que España mantenga el impulso en la aplicación constante, lo que espera que lleve a poder finiquitar, a la mayor brevedad posible, las ayudas excepcionales contempladas para hacer frente al encarecimiento energético. Otras de las recomendaciones planteadas por Bruselas pasan por reducir la dependencia de los combustibles fósiles, acelerar el despliegue de las energías renovables, aumentar la disponibilidad de viviendas sociales y asequibles energéticamente o intensificar los esfuerzos políticos dirigidos a la provisión y adquisición de las cualificaciones necesarias para la transición ecológica.

“Los Estados miembros deben aplicar políticas fiscales prudentes que apoyen el crecimiento a través de la inversión; deben priorizar la implementación exitosa de los Planes nacionales de Recuperación y Resiliencia, nuestra herramienta más poderosa para lograr una prosperidad duradera y compartida; deben continuar, y cuando sea necesario, acelerar, la transición lejos de los combustibles fósiles rusos, que es un imperativo tanto ambiental como geopolítico”, ha desgranado Paolo Gentiloni, comisario de Economía, todo ello salvaguardando a la par los sistemas de protección social. “Esta es la receta para el crecimiento sostenido y sostenible que necesitan los europeos”, ha dejado claro el líder europeo.