El Banco Central Europeo (BCE) no frena su política antiinflacionista y ha aprobado una nueva subida de los tipos de interés que dispara el precio del dinero al 4%. De igual manera que en la anterior reunión, el Consejo de Gobierno del organismo ha aprobado un avance de 25 puntos básicos que tensionará aún más valores como el Euríbor, al que están ligadas las hipotecas variables. Esta es la octava subida consecutiva desde julio del pasado año, aunque mantiene la progresión más baja que comenzó el mes pasado.

El BCE se desmarca de la estrategia de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED, por sus siglas en inglés) que este miércoles decidió poner freno a las alzas y mantener los valores en el 5,25%. El organismo presidido por Christine Lagarde continúa enfocada en su objetivo de reducir la inflación hasta el 2% y la entrada en recesión técnica -dos trimestres consecutivos con la progresión del PIB en negativo- del conjunto de la eurozona y de su principal motor, Alemania, no han frenado las políticas restrictivas.

La inflación ha disminuido, pero se prevé que siga siendo demasiado alta durante demasiado tiempo. El Consejo de Gobierno tiene la determinación de asegurar que la inflación vuelva pronto a situarse en su objetivo del 2 % a medio plazo”, justifica el organismo en el comunicado emitido. Los expertos del Eurosistema han revisado al alza sus previsiones para la zona euro con respecto a hace tres meses y ahora esperan que la inflación general se sitúe en un 5,4% en 2023, un 3% en 2024 y un 2,2% en 2025, los tres datos una décima más altos que los presentados en marzo.

Lo mismo sucede con la inflación subyacente -aquella que excluye la energía y los alimentos-, que ahora estima que sea más elevada. “Los indicadores de las presiones inflacionistas subyacentes siguen en niveles elevados, aunque algunos muestran señales incipientes de debilitamiento. Los expertos han revisado al alza sus proyecciones de inflación, excluidos la energía y los alimentos, especialmente para este año y el próximo, dados los inesperados aumentos anteriores y las implicaciones de la solidez del mercado de trabajo para el ritmo de desinflación”, reza el comunicado. Así, esperan el 5,1 % en 2023, que descendería hasta el 3,0 % en 2024 y el 2,3 % en 2025.

Los últimos datos disponibles sitúan la inflación europea en un 6,1%, tras una caída de nueve décimas entre abril y mayo, y la subyacente -aquella que no incluye los alimentos no elaborados ni la energía- en el 5,3%. Si bien los datos han mejorado en cada uno de los Estados que comparten el euro como divisa, tan solo Luxemburgo (2%), Bélgica (2,7%) y España (2,9%) está cerca de alcanzar el objetivo planteado, menos aún en conjunto, por lo que pueden esperarse más subidas futuras.

De hecho, Lagarde deja clara su intención en el documento presentado. “Las decisiones futuras del Consejo de Gobierno asegurarán que los tipos de interés oficiales del BCE se fijen en niveles lo suficientemente restrictivos para lograr que la inflación vuelva pronto a situarse en el objetivo del 2 % a medio plazo y se mantengan en esos niveles el tiempo que sea necesario”, reza. Además, añade que el Consejo de Gobierno seguirá aplicando un enfoque dependiente de los datos para determinar el nivel de restricción, lo que, atendiendo a las previsiones, significará nuevas subidas en julio.

El organismo se reunirá el próximo 27 de julio para decidir si acomete una nueva subida de los tipos de interés. Después del avance de 25 puntos básicos aprobado este jueves, el precio del dinero se ha situado en el 4%, valor más alto desde el año 2000. El mes que viene se producirá una nueva reunión del organismo y, si se repite la subida, los tipos alcanzarían el valor más alto de su historia, premio compartido con el registrado en junio de hace 23 años.

Hasta dentro de algo más de un mes, el tipo de interés para las operaciones de refinanciación se situará en el 4%, mientras que la tasa de depósito alcanzará el 3,50% y la de facilidad de préstamo el 4,25%, según se desgrana en la decisión del BCE. Con esta octava subida consecutiva, el precio del dinero se sitúa en su nivel más alto desde junio del 2000, a la espera de poder igualar este valor en la próxima decisión de la institución y alcanzar el máximo histórico.