Es el viejo cuento de Pedro y el lobo y todavía quedan muchos más capítulos mientras el Banco Central Europeo (BCE) siga comprometido a comprar deuda de los Estados. Pero en las últimas dos semanas se ha generado en el mercado de bonos una cierta desconfianza hasta este producto que ha estado y seguirá, de momento, dopado por el dinero de los bancos centrales. El temor nace de que la inflación empiece a crecer en el mundo y que haga insostenible tipos negativos o tipos de interés cero en la deuda pública.

Y este tema tiene mucha enjundia para los ahorradores de a pie, ya que buena parte del patrimonio de los fondos de inversión en los que invierten compran deuda pública tanto de España como de otros países, así como deuda privada de distintas empresas. Si nos fijamos en el bono español a 10 años, éste cotiza en el estreno de marzo ofreciendo una rentabilidad del 0,335%, pero el 25 del pasado mes de febrero daba una ganancia del 0,526% y hace solo un mes era del 0,093%. Cuando suben las rentabilidades, los precios de los bonos bajan su precio y aparecen las pérdidas en estos activos y también en los fondos de inversión que los compran.

El último dato facilitado por Inverco sobre las rentabilidades de los fondos de renta fija apuntan a una pérdida media del 0,14% en esta categoría así como en los garantizados (-0,30%) que se nutren también de bonos a largo plazo. El resto de fondos de inversión consigue en los primeros dos meses del año apuntarse ganancias entre las que destacan los de renta variable internacional con una subida del 4,85% en este periodo.

La preocupación se ha hecho patente en algunos gestores de fondos de renta fija. Es el caso de la gestora de La Mutua, Mutuactivos, cuyo director de soluciones de inversión, Ignacio Dolz de Espejo, considera que los tipos no subirán mucho más y que el entorno sigue siendo positivo. “En todo caso, están adoptando medidas en sus carteras para afrontar un escenario con más inflación y tipos más altos: exposición a inflación, apuesta en contra de la deuda americana y mucha diversificación en bolsa”, explica.

No es casual que los fondos de renta fija sean los que más patrimonio gestionan en España con nada menos que 73.108 millones de euros, ya que su propio nombre lleva a la creencia de los más legos que con ellos es imposible perder. Y ya sabemos que el ahorrador español es muy conservador. De momento, ya están perdiendo y de no ser por el gigantesco colchón del BCE, las caídas hubieran sido muy significativas.

De momento, las mayores tensiones en los bonos se están viviendo en Estados Unidos con un plan de compra de bonos de la Reserva Federal menos ambicioso y con una economía mucho más dinámica y que saldrá con fuerza de la crisis provocada por la pandemia. Para el mismo periodo de 10 años, los bonos estadounidenses ofrecen una ganancia del 1,44% y han llegado a estar en el 1,53% hace una semana y eso que en febrero comenzaron con una rentabilidad del 1,067%. Hay, por tanto, una subida destacada –dentro de los valores bajos- en los tipos de interés que afectan negativamente al precio del bono y a sus inversores.

Otro elemento interesante para ver por dónde se mueve el mercado es la cartera de deuda de los bancos comerciales de estos bonos. En general, los bancos siguen confiados y ganando dinero –al igual que los inversores- con la caída pronunciada de las rentabilidades en los últimos años por el amparo de los bancos centrales. Actualmente, los bancos españoles tienen en deuda pública como inversores 145.000 millones de euros de los que el 55% corresponde a bonos emitidos por el Estado español. Únicamente, el Banco Santander ha reducido su cartera de bonos de forma significativa ya que al cierre de 2019 tenía bonos españoles por 35.000 millones de euros y ahora sitúa su cartera en 24.000 millones. ¿Marcará tendencia esta desinversión?