Esta semana, el director de Proximidad de Carrefour España, Jesús Bermejo, declaraba ante el juez -en el marco de una querella de un antiguo franquiciado por presuntos delitos de estafa, amenazas y coacciones-, que la responsabilidad del cierre del local se debía a la mala gestión del denunciante.

El magistrado Juan Javier Pérez Pérez, titular del Juzgado de Instrucción número 11 de Madrid, escuchó tanto la versión de Bermejo -quien acudió en calidad de responsable del área de franquicias-, como de dos testigos aportados por la acusación.

En el juicio, la defensa de Carrefour se basó en considerar que el cierre del supermercado abierto por el denunciante, Manuel Ramírez, en la localidad barcelonesa de Hospitalet en 2013, se debió a su mala gestión.

El ex jefe de tienda que se convirtió en franquiciado
¿Pero quién es Manuel Ramírez? Su historia hace aún más llamativo este caso. Hasta 2013, Ramírez era jefe de la sección textil del Carrefour de Gavà (Barcelona). Llevaba 29 años trabajando en Carrefour (comenzó en 1984 en la antigua cadena Pryca) y apenas le faltaban 11 años para jubilarse. Por aquel entonces, Ramírez cobraba 2.500 euros mensuales y contaba con capacidad de ahorro. 

Tanto es así que disponía en el banco de casi medio millón de euros ahorrados. Dinero que le sirvió para montar la franquicia de Carrefour Express en Hospitalet. Una decisión que adoptó cuando, según Ramírez, desde Recursos Humanos de la empresa le dijeron que ante la imposibilidad de pagar sueldos tan elevados como el suyo,

Carrefour estaría dispuesta a pagar parte de la indemnización que le correspondería a Ramírez si fuese despedido a cambio de que se comprometiese a montar una franquicia de Carrefour Express.

Según declaró Ramírez, la empresa elegiría el lugar y lo coordinaría todo. El entonces empleado sólo tenía que asumir los costes de la instalación, apertura y llenado, que en una tienda Carrefour Express pueden superar el medio millón de euros. Un negocio que al principio parecía redondo pero que acabó siendo ruinoso para el ex jefe de Carrefour.

“Ramírez calcula que inyectó unos 430.000 euros para la apertura. Carrefour tenía previsiones de venta de 12.000 euros diarios. A la tercera semana de operaciones, se dio cuenta de que el negocio no iba bien. Las cifras de venta que había calculado la empresa no se cumplían. Los 12.000 euros estimados apenas eran 6.000 euros en la vida real”, explicó Manuel Ramírez, que acabó arruinado.

Y es que de acuerdo a sus propios cálculos, Ramírez acumuló más de 150.000 euros de pérdidas en los tres años que mantuvo operativo el negocio.

La versión de la empresa
Una versión muy diferente a la que la empresa ha sostenido en el juicio celebrado esta semana. El director de Proximidad de Carrefour España, Jesús Bermejo, argumentó ante el juez que Manuel Ramírez hizo caso omiso a las recomendaciones de Carrefour al ofrecer un surtido más reducido de lo normal, cambiar de precios por su cuenta y riesgo, descuidar la limpieza del local y no mostrar la debida amabilidad en el trato con los clientes.

Además, informó de que la firma dio tres semanas de formación a Ramírez y realizó un seguimiento del caso con visitas semanales a la tienda.

Al ser interrogado sobre por qué la empresa no rescindió antes el contrato para no verse perjudicada por la presunta mala gestión de Manuel Ramírez, Bermejo ha explicado que el hecho de ser un antiguo empleado hizo redoblar los esfuerzos para encontrar una solución.

El directivo ha recordado que cuentan actualmente en España con cerca de 550 tiendas bajo régimen de franquicia, de las que más de un centenar son gestionadas hoy por antiguos empleados.

Bermejo ha señalado que no tiene constancia de más querellas contra Carrefour de este tipo y ha afirmado que apenas han cerrado tres establecimientos abiertos por ex trabajadores.