Salvador Sostres está preocupado. ¿Qué tendrá Salvador Sostres? Pues que tiene el olfato hipersensible y cree que las calles de Barcelona huelen a 36, al año 1936, no al número de pie. Porque la izquierda es “asesina” y “esta historia tiene siempre el mismo final y es que nos matan. Por católicos, por ricos o por envidia pero correrá la sangre y será la nuestra y nuestros los cuerpos amontonados en las cunetas”.

Según explica en su artículo de ABC, “la izquierda está sedienta de otro 36” y “se intuye en Pedro Sánchez, se palpa en Podemos” y “como hiciera Companys con la FAI, Puigdemont está armando a sus anarquistas, que hoy se llaman antisistema”.

“La CUP quemando autobuses es la CNT incendiando iglesias” y lo que ocurra será culpa de todos porque “hemos blanqueado a estos criminales” al no “explicar que Hitler fue tan socialista como Stalin”.

“Nos hemos dejado acomplejar por la izquierda y hemos renunciado a explicar sus crímenes, el crimen fundamental que la izquierda es y representa, la República”, señala Sostres, quien cree que entrar en “el Pacto de Varsovia” era peor que la Guerra Civil y que “la resistencia” fue más totalitaria que el franquismo.

“Todavía nos extraña que asalten autobuses cuando lo verdaderamente incomprensible es que todavía no nos estén matando, que es lo que siempre hicieron”, señala el articulista, quien cree que “Cataluña está a una mala botella de vodka de que a alguien se le vaya la mano”.

Y en esto, según Sostres, está el PSOE de Pedro Sánchez como cómplice, intentando convertir al “adversario”, el Partido Popular, en “el enemigo”, para que “cuando llegue el momento de fulminarlos parezca sólo el camión de la basura haciendo su trabajo”. “Es el viejo método socialista, previo al campo de exterminio o la checa, que son fruto de la misma autoría intelectual, y no precisamente la nuestra”.