Creyó Javier que el PCE podría contribuir a terminar con el franquismo y se dio de alta. El Partido Comunista fue, ciertamente,  el que más  estuvo enfrentado, y con evidente eficacia, al régimen ominoso, surgido del golpe militar del 17/8 de julio de 1936. También el PCE fue el partido que, con Santiago Carrillo de secretario general, supo adecuarse a la transición democrática. Sin la legalización del PCE/PSUC la transición se hubiera descalabrado. Por cierto, Carrillo, en aquel tiempo, era un abanderado del denominado eurocomunismo –una especie de tercera vía del comunismo soviético-, como lo eran Enrico Berlinguer y otros destacados líderes de algunos partidos comunistas europeos.

Carrillo
Conste, en relación a Carrillo, que su actitud después de la muerte de Franco fue ejemplar y pragmática. Los contactos entre Juan  Carlos I y Carrillo, a través de personas interpuestas, facilitaron muchas cosas harto complicadas. Conste asimismo que Pradera, como Semprún o Claudín, entre otros jóvenes  díscolos, se fueron del PCE en 1964, porque no estaban de acuerdo con las tesis del comunismo digamos más duro.

Transfuguismo político
En El Mundo equiparan al Partido Nazi con el PCE y, de este modo, intentan injuriar a Javier Pradera.  El autor del artículo es Salvador Sostres, experto en el arte  del transfuguismo político y teórico de la extrema derecha y/o del neoliberalismo más descarnado. Arremete contra el  comunismo con mayor intensidad que la de  Franco desde el balcón del Palacio de Oriente. De haber vivido en  los años cincuenta en EEUU, habría acabado siendo, con un poco de suerte,  el jefe de prensa del senador Joseph  McCarthy, el perseguidor de los rojos o de los comunistas.

Esperanza Aguirre
Ahora le baila el agua a Esperanza Aguirre y a su director. Acaba Sostres  llamando a Javier Pradera un “gran intelectual sectario”, añadiendo que “considerar que Pradera fue un intelectual es como celebrar su militancia comunista: se trata de la misma indecencia. De lo poco que la izquierda espera de la libertad y de la inteligencia”. Así es cómo funciona el diario de Pedro J. Ramírez.

(Imagen de Salvador Sostres realizada por Nuria Val para su blog Lo que hay que leer)