No considero que las respuestas actuales del PSOE y del PP a las acuciantes demandas de la población les conviertan en unas opciones válidas de cara a un futuro inmediato. De entrada, no confío en ellos por las cualidades que adolecen muchos de sus políticos. Y no me refiero sólo a la honradez, a la ética o a que concedan mas importancia a su interés privado que al público (no todos, afortunadamente) sino por su aparente desconexión con la realidad y la apremiante necesidad de que actúen con la ilusión de un idealista y no conviertan las tareas políticas en una profesión que les desmotive por tener asegurados sus buenos sueldos y sus puestos de diputados o senadores, ganen o pierdan las elecciones.

Estamos a años luz de las democracias consolidadas
Siento envidia al contemplar algunas democracias consolidadas como la norteamericana (con todos sus defectos) donde un presidente demócrata puede designar a un secretario de estado de economía (cargo equivalente a nuestro ministro) del partido republicano, sólo por considerarlo la persona adecuada y sin que nadie se escandalice. Y mientras tanto, en España, en medio una crisis galopante por la que nos han recortado hasta la ilusión (uno de los peores recortes que podían hacer a los contribuyentes), el PSOE y el PP se muestran tan cerriles que no ceden un ápice de razón (razón de raciocinio) que les permita ponerse a trabajar conjuntamente.

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