Poco pudor. Siempre he pensado que las memorias redactadas por uno mismo son poco pudorosas. A veces son inevitables, no lo dudo, para conocer de primera mano determinadas aspectos de la realidad, pero otras son evidentemente olvidables. Otros muchos personajes públicos aun escribiéndolas hacen un ejercicio alto de pudor y no narran aquellos pasajes que pueden ser cuestionables o pertenecer a un ámbito, no digo privado, sino tan íntimo que ponerlas negro sobre blanco resultaría, cuando menos, vergonzoso.

Aznarín
Aznar ha escrito, como no, sus memorias, un tipo tan pagado de sí mismo es normal que escriba unas memorias de hace unos pocos años y sobre aspectos que de todos son conocidos, para su mayor loor y gloria, poniendo en valor aquellos aspectos mas pusilánimes de sus actuaciones y ocultando de forma procaz aquellos aspectos mas lúgubres y obscenos de su vida, privada y política. Evidentemente, no pienso castigar a mi bolsillo con la compra de dicho opúsculo y menos aún torturar a mi intelecto con la lectura de dicho ripio plomizo, oscuro y tan falto de verdad.

Siga leyendo en el blog de José Luis Peñas