El principal problema que tiene el PP en Andalucía no es más que su socio natural, aquel al que han alimentado con pactos programáticos y de Gobierno en las últimas fechas. La extrema derecha sigue creciendo en las encuestas y los de Abascal sonríen ante los augurios de otro resultado histórico para una marca que nació en la misma tierra que ahora acecha con aspiraciones de victoria.
Los datos son claros. Según el tercer ElectoPanel sobre las elecciones andaluzas realizado por Electomanía en exclusiva para ElPlural.com, para el que se han obtenido 3.350 respuestas comprendidas entre el día 6 de abril y el 12 de mayo, ambos incluidos, el ‘efecto Olona’ es una realidad que no deja de ascender. Si el viernes pasado, en el anterior muestreo, los resultados de Vox ya superaban el 20% de estimación de voto por primera vez, dejando al PP maltrecho y a solo 1,3% de su principal perseguidor, el PSOE, el nuevo estudio aprieta aún más las cosas.
La candidatura de Vox obtendría, de celebrarse ahora mismo las elecciones, un 21,1% de los votos, consiguiendo 27 diputados en el Parlamento andaluz -15 más de los obtenidos en 2018, cuando se hicieron con 12 escaños-. Esto les separaría en menos de ocho puntos porcentuales de la victoria, que seguiría siendo para el PP gracias a sus 36 parlamentarios, mientras que la segunda plaza sería para el PSOE de Juan Espadas gracias a su 28,2% en intención de voto y sus 33 diputados autonómicos.
Con la izquierda maltrecha, inmersa en un proceso de renovación y de guerra interna entre las diferentes marcas llamadas a formar coalición y lanzar una candidatura unitaria con peso real en los comicios, el principal adversario de Juanma Moreno es Vox. Es un miedo que los populares arrastran desde antes de formalizar el adelanto electoral. Ya en Sevilla, una vez acabado el XX Congreso Nacional en el que Feijóo, recién elegido presidente, hizo de maestro de ceremonias y lanzó la candidatura de Moreno, el equipo del presidente de la Junta y principal aspirante a revalidar el cargo ya advertía de que la extrema derecha tenía una muy potente implantación en la Andalucía rural, así como en el votante más joven de las principales capitales de provincia.
Con PP, PSOE y Vox llamados a repartirse el botín -mucho tendrían que cambiar los resultados para que otro agente tuviese la llave de la gobernabilidad-, todo queda reducido a dos escenarios: un acuerdo al estilo de Castilla y León, donde Olona y su pléyade más cercana tuviese cuotas de poder en el Ejecutivo andaluz, o, por el contrario, un gran pacto entre PP, PSOE y el resto de la izquierda alternativa para hacer un cordón sanitario a la extrema derecha y facilitar la investidura del candidato que consiga más votos el 19 de junio.
A los tres tenores de estas elecciones les siguen, por este orden, la coalición Por Andalucía (7 escaños y 9% en estimación de voto), Adelante Andalucía (3 diputados para su 6,1%) y Ciudadanos (3 escaños para un 5,2%). Por provincias, el resultado por la victoria electoral sigue reflejando un empate técnico, con cuatro provincias teñidas de rojo (Cádiz, Huelva, Jaén y Sevilla) y otras cuatro que apuestan por el PP de Bonilla (Almería, Córdoba, Granada y Málaga).
