Para los más jóvenes, que no lo recordarán, los ‘gallifantes’ eran aquellas estatuillas, mitad gallo y mitad elefante, que se concedían en el programa de TVE “Juego de niños” a finales de los años 80 a los adultos que acudían al programa y adivinaban, con no pocas dificultades, los conceptos que describían, a su manera, niños muy pequeños cuyas explicaciones de las cosas eran realmente complicadas de descifrar: algo así como los premios que se ha concedido Vox a sí mismo en las últimas doce horas describiendo la realidad, también, a su manera.

Tanto el vicepresidente del Gobierno de Mañueco, Juan García-Gallardo, como el presidente de las Cortes de Castilla y León, Carlos Pollán, ambos de Vox, han ofrecido una demostración práctica del arte de transmutar la realidad en favor de los resultados electorales de su partido a través de declaraciones públicas que no se corresponden con los hechos, pero que persiguen, cueste lo que cueste y a costa de saltarse el sentido común, ese premio que ansían, es decir, más poder en las instituciones.

Gallardo: “Ha tenido que llegar Vox”

Por un lado, el miércoles noche, en un mitin de su partido en Ávila, el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo, no dudó en afirmar que “ha tenido que llegar Vox a Castilla y León para que se duplique el presupuesto para luchar contra los incendios o para que haya servicio de radioterapia en Ávila”.

Por esas sonrojantes afirmaciones del vicepresidente, cuyo partido no ha tenido competencia ni capacidad de decisión alguna en ambas cosas, puesto que tanto la Consejería de Sanidad como la de Medio Ambiente están en manos de su socio de gobierno, el Partido Popular, se ha preguntado, precisamente, al portavoz de la Junta, Carlos Fernández Carriedo, del Partido Popular.

Carriedo se ha limitado a responder al periodista que no le corresponde valorar las declaraciones de otros miembros del Gobierno del presidente Alfonso Fernández Mañueco en actos de partido.

Pollán levanta el dedo

La otra declaración propia de gallifante la ha hecho mediante comunicación a la prensa el presidente de las Cortes, Carlos Pollán, también de Vox, incómodo desde anteayer con la presencia de una pancarta con los colores LGTBI en la fachada del Parlamento que colgó el PSOE el día 27, es decir, un día antes de la celebración del Día del Orgullo, y ha retirado hoy, un día después, 29 de junio, terminada la celebración.

Pollán tampoco ha dudado en levantar el dedo y asegurar que la retirada de la pancarta ha sido un logro propio. Después de haber requerido hasta en dos ocasiones al líder socialista, Luis Tudanca, para que el embarazoso símbolo desapareciera de las ventanas de los despachos del Grupo Socialista, bajo las amenazas de enviar a la seguridad de la Cámara o de llevar el asunto a los tribunales, este jueves afirma que la retirada se ha debido al “requerimiento oficial de la Presidencia”.

Pollán añade que espera que en el futuro no haya que realizar “nuevos requerimientos” y que “se cumpla la normativa”.

Nada ha tardado el PSOE en responder, desmintiendo “tajantemente” la “burda manipulación” y recordando que “el Grupo Socialista seguirá defendiendo los derechos y libertades de toda la ciudadanía y, sobre todo, de aquellos colectivos señalados y perseguidos por la extrema derecha”.

El Grupo de Tudanca añade que “las manipulaciones no servirán para torcer el brazo del PSOE ni tampoco para adulterar la realidad de los hechos que, en este caso, es la cesión de las instituciones por parte del PP a la extrema derecha para mantener el poder a costa de lo que sea, incluso de vender los derechos de las mujeres o del colectivo LGTBi”.

Es más, el Grupo Socialista adelanta que lo volverá a hacer el año que viene “cumpliendo con una tradición que venía impulsando la Presidencia de las Cortes, con presidentes del PP o de Ciudadanos, -con el respaldo de todos los grupos parlamentarios- con el objetivo de defender los derechos de los colectivos más vulnerables”.