En la entrada del centro de salud. Este es, según denuncia la Confederación Sindical Galega (CIG), el sitio donde se llevan a cabo las clases de preparación al parto en el municipio de Teo, una localidad de la provincia de La Coruña de algo más de 18.000 habitantes.

Se separan los bancos que hay en la sala de espera y las embarazadas tienen que estirar las esterillas sobre las que se tumban sobre el suelo sucio que han pisado toda la mañana pacientes y usuarios, ya que las clases se desarrollan antes de que se lleve a cabo la limpieza del centro.

La parte práctica, se realiza sobre las pisadas de cientos de personas, lo que “no es muy higiénico”, lamenta la secretaria de las Mujeres de la CIG, Lucía Freire.

Falta de intimidad

A este problema hay que añadir también el de la falta de intimidad. El espacio tiene una cristalera que da una calle transitada por peatones y vehículos que pueden ver con facilidad lo que se está haciendo en el interior.

En este sentido, Freire recuerda que en estos cursos se trabajan los diferentes cambios que se producen a nivel físico durante la gestación y que, entre otras cosas, se realizan ejercicios de gimnasia, de respiración, de relajación, y de establecimiento de vínculos entre padres y madres.

Y por si esto fuera poco, denuncia la CIG, el lunes de esta misma semana a los problemas habituales se añadió que había pacientes en la sala de espera aguardando a ser atendidos por el médico de cabecera, que prolongó su jornada.

Sin respuesta

La Confederación Sindical Galega (CIG) no es la única que ha dado la voz de alerta sobre este asunto. La profesional que se encarga de estos cursos lleva desde el pasado mes de octubre denunciando la situación, pero todavía no ha recibido respuesta alguna.  

Para Freire esto supone “un trato más que denigrante” hacia los futuros padres y un “deprecio hacia las mujeres embarazadas, que evidencia-dice-la hipocresía de las políticas demográficas de la Xunta de Galicia”.

Estas “cargan sobre las mujeres el peso de la reversión demográfica en la pomposa Ley de Impulso Demográfico”, precisa. Y, al mismo tiempo, no se atienden las demandas del personal para que se garanticen las más mínimas condiciones de atención sanitaria y se ponen en marcha medidas como el cierre paritorio de Verín”.

Para CIG-Salud la situación evidencia una vez más la “absoluta descoordinación de la Gerencia de Gestión Integrada del Servicio Gallego de Salud en el área sanitaria de Santiago, de la que está al frente Eloína Núñez, prima del presidente de la Xunta Alberto Núñez Feijóo. Lo que sucede en Teo, demuestra, aseguran, “su más absoluta indiferencia hacia las mujeres de este municipio”, no siendo capaz de encontrar un lugar que reúna las “mínimas condiciones de higiene y confidencialidad” que requieren este tipo de sesiones.

Un médico para 3.000 pacientes.

El de las clases preparto, no obstante, no es el único problema al que ha tenido que hacer frente el centro de salud de Calo, en Teo. El pasado mes de octubre ya se alertó de que hay tres mil cartillas asignadas a esta infraestructura, repartidas entre dos titulares del servicio de Medicina de Familia. Cuando uno de ellos tiene que ausentarse, y no lo sustituyen, algo que suele ocurrir, solo hay un médico para ese volumen de pacientes. El BNG llegó a presentar una iniciativa parlamentaria en relación a este asunto reclamando que, dada su baja dotación personal, se cubran siempre las bajas médicas en este centro.