“Esta mujer no tiene remedio. Es una manipuladora profesional al servicio de Cospedal”, aseguran fuentes socialistas a ELPLURAL.COM sobre la nueva polémica protagonizada por la senadora del PP de Toledo y responsable de comunicación del partido a nivel regional, Carmen Riolobos, que ni corta ni perezosa ha utilizado en su Twuitter unas fotos de los “pasillos de los horrores” en los servicios de urgencias de los hospitales cuando Cospedal era presidenta de Castilla-La Mancha y las ha “colgado “ como si fueran actuales.

En realidad corresponden a los años 2013 y 2014, justo en la época en la que el PP llevaba las riendas sanitarias castellano-manchegas donde, incluso, hubo muertos en los pasillos hospitalarios al no poder ser atendidos por falta de profesionales, ya que Maria Dolores de Cospedal despidió a 6.000 médicos y enfermeras entre 2011 y 2014.

Las fotos manipuladas

ELPLURAL.COM tiene en su poder las fotos manipuladas supuestamente por Carmen Riolobos y podemos demostrar que esas imágenes corresponden a los años 2013 y 2014, como denuncian los socialistas. Denuncia que la propia senadora no ha desmentido, limitándose a decir que le sorprendía tanta polémica por su tweet cuando “hay cientos de fotos de los pacientes denunciando la situación”, ha dicho, sin aportar las fotos, en declaraciones a la Cadena Ser.

La dirigente popular ha respondido pidiendo a la Consejería de Sanidad que se ocupe de otros asuntos y que olvide una “flagrante y vergonzosa” manipulación, por lo que Sanidad no descarta iniciar acciones legales contra esta “bocachancla al servicio de Cospedal, que no la importa faltar a la verdad si con ello alcanza sus objetivos, que no son otros que manipular la verdad”, concretan las fuentes socialistas.

“¡Qué se vaya a su casa!”

La indignación es mayúscula en el Gobierno castellano-manchego y en las filas del PSOE, como ha dejado claro la portavoz del Grupo Socialista en las Cortes de Castilla-La Mancha, Blanca Fernández, quien ha pedido a la senadora Riolobos “que se vaya a su casa”.

Para la dirigente del PSOE “no se puede consentir que se utilicen imágenes de lo mal que estaba la sanidad durante el mandato de Cospedal para azotar al actual gobierno de Emiliano García-Page”. Fernández, en delcaraciones a este periódico, advierte que no es la primera vez “que Riolobos hace gala de sus dotes de manipulación y nos recuerca cuando “se hizo pasar por una oyente en una radio para criticar al gobierno regional o cuando ha manipulado vídeos”.

Degradada por Cospedal

Las meteduras de pata de Riolobos se cuentan a cientos. A las señaladas por la socialista hay que añadir sus instrucciones a Nuevas Generaciones para manipular una votación en favor de Cospedal, o cuando banalizó el holocausto judio.

Por todo ello, la “bocachanclas” oficial del PP fue apartada por Cospedal de la primera “línea de fuego”, pero, sin embargo, le permite estos excesos. “Ya la degradaron quitándola la portavocía regional de su partido y ahora está claro que el PP y sobre todos los ciudadanos de la región estarían mucho más tranquilos si Riolobos se fuera a su casa porque si no la van a tener que degradarla otra vez porque mete la pata cada vez más a menudo por su perfil demasiado agresivo”, añade Fernández, “lo más grave de todo esto es que quiere tomar por tontos a los ciudadanos con burdas mentiras manipulando la realidad”.

Exponente del bocachanclismo

La actitud patológica de Riolobos no es nueva en política. De hecho, el psiquiatra José Antono López Rodríguez reconocía, en 2014 a El País, que estas conductas no obedecen a “una sola causa ni un solo tipo de persona”.

Por ello, establece tres perfiles tipo y comunes de incontinentes verbales (o bocachanclas) que lo hacen sin premeditación. Y no, no hablamos de aquellos a los que un par de veces se les escapó una confidencia por casualidad, ignorancia o una copa de más, sino de esos otros que parece que lo llevan de serie. En el mismo reportaje el autor se pregunta si detrás de ese bocachanclismo había segundas intenciones, al igual que hemos escuchado esas disculpas de “se me escapó”, “no me di cuenta” o lo “hice sin mala intención”. Pero, realmente, ¿qué mueve a estos incontinentes verbales? ¿Lo hacen a propósito o no pueden evitarlo? ¿Es genético o social? Vamos, que Riolobos debería hacérselo mirar.