La despoblación del medio rural gallego y su progresivo abandono se ha acelerado en los últimos años en Galicia. De hecho, va camino de convertirse en un desierto demográfico. Un declive que se agrava año tras año con la pérdida de población en el conjunto de la comunidad y el abandono del campo por parte de los más jóvenes.

Donde hace décadas había grandes plantaciones y prados con vacas y ovejas, hoy solo se atisban matorrales, maleza y hierba seca. En las casas que hace años estaban habitadas por familias enteras, las puertas y las ventanas ya están cerradas. Pueblos con calles casi desiertas, carreteras sin apenas tráfico, centros médicos y farmacias a kilómetros de distancia y sin rutas de transporte que obligan a llamar a un taxi.

Es el mapa de la Galicia vacía, con más de 1.700 núcleos de población abandonados, 9.200 aldeas con menos de diez vecinos y uno de cada tres ayuntamientos al borde de la desaparición. La radiografía de la comunidad sitúa en rojo a 33 municipios de un total 313, y que apenas suman el 1% de los habitantes de toda la autonomía, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Pese a que los jóvenes hacen las maletas en busca de trabajo y son cada vez más lo que abandonan el rural, el presidente Feijóo “ha dejado sin ejecutar en lo que va de legislatura un total de 305 millones de euros de las dos partidas para fijar población en el rural”, tal y como ha denunciado la portavoz de Administración Local e Industria del Grupo Socialista en la Cámara autonómica, Begoña Rodríguez Rumbo.

La responsable del partido del puño y la rosa ha explicado durante el debate en comisión de una proposición no de Ley del PSdeG para incentivar el asentamiento poblacional en el rural, que ha sido rechazada por el PP, que entre 2016 y 2018 el Gobierno que preside Núñez Feijóo dejó sin invertir 29 millones de euros de la partida destinada a la fijación de población en el rural y otros 276 millones de euros para la dinamización económica de estos territorios.

A estos 305 millones de euros desechados por el Gobierno gallego, ha explicado Rumbo, se suma “la escasa promoción a la Ley de Impulso Demográfico de Galicia, que ha entrado en el Parlamento en el tercer año de legislatura de Feijóo”.

La escasa ayuda a la ganadería y la agricultura

Asimismo, la socialista ha denunciado el apoyo insuficiente a los sectores productivos del rural, con “la falta de ayuda a las actividades económicas agrícolas y ganaderas” y la precarización de los servicios públicos. El cierre de escuelas infantiles en el rural o el desmantelamiento de los servicios de Atención Primaria, ha dicho, provocan que la sangría demográfica que afecta a Galicia sea especialmente problemática en el interior. Al mismo tiempo, ha advertido la diputada, “por mucho que se junten partidas ya existentes, les pongan un lazo y le llamen Plan de Fijación de Población”, la realidad de los datos “desmiente a Feijóo cuando dice que esta es la Legislatura del Rural; al mismo tiempo que su imagen de buen gestor, así como la política de publicidad y propaganda del PP”.

Con la deriva actual, ha recordado la portavoz, Galicia ha perdido 97.000 habitantes en 10 años, 2.421 de ellos en el último año, con lo que la comunidad ha registrado en 2018 el peor saldo vegetativo de todas las comunidades autónomas, y en 10 años de Gobierno de Feijóo “hemos perdido 227.000 personas menores de 40 años”. El envejecimiento poblacional provoca así que el 16% de la población tenga menos de 20 años y el 25% más de 65. A estos datos hay que añadir, ha aseverado la responsable, que la concentración poblacional se produce en la franja atlántica, mientras el resto del territorio desfallece con 3.500 zonas poco pobladas, ya que ocho de cada 10 ayuntamientos pierden población y hay 20 localidades con menos de 2000 habitantes.

Para terminar, Rumbo, ha reclamado a la Xunta “un estudio sobre las medidas necesarias para incentivar el asentamiento poblacional en el rural” con el fin de revertir esta dinámica poblacional, y adoptar las medidas necesarias para “incentivar la modernización, competitividad y la especialización de los sectores productivos del rural gallego”.