El Gobierno de la Comunidad de Madrid ha terminado rectificando. Las presiones vecinales ante la tala de árboles han conseguido su fin, haciendo así que el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso dé un paso atrás para modificar la ampliación de la Línea 11 de Metro, en la zona de Madrid Río, y en la que se iban a talar cientos de árboles. 

Y es que los vecinos de la zona que se concentraron en el número 33 del paseo de Yeserías para proteger la arboleda de la zona río han visto cómo sus demandas han surtido su efecto: "No a la tala" o "La arboleda se queda" fueron algunas de las reivindicaciones que se escucharon. Acorde a los datos de la asociación vecinal involucrada y de Ecologistas en Acción, acudieron a la movilización en torno a 2.000 personas. Además, estas organizaciones solicitaron medidas cautelarísimas, la primera ante la Fiscalía y la segunda ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM).

El proyecto del Gobierno de Ayuso pretendía talar un total de 1.027 árboles sanos entre Arganzuela y Comillas, 1.151 si se tiene en cuenta el conjunto de la zona para la construcción de la expansión de la entrada al Metro. 

Según explican en un comunicado, el principal objetivo de esta medida es que “las zonas donde haya afectación de arbolado se trasplante el mayor número de ejemplares posibles”. Es así como la Consejería de Transportes e Infraestructura encargará un análisis individualizado de cada árbol. La cartera que dirige el consejero David Pérez defiende que están trabajando en una alternativa.

Sin embargo, este anuncio sigue sin contar con el apoyo de Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM), que rechazan el trasplante de los árboles y demandan el proyecto original: "Abrir la estación en el Paseo de Yeserías, no en pleno parque. Tampoco hay que inventar la pólvora, está todo escrito", han replicado en sus redes sociales.

Estudio del impacto ambiental

Cabe destacar que la ampliación del suburbano que afecta a la Línea 11 entre la parada de Plaza Elíptica y Conde de Casal contaba, en un primer momento, con "tres alternativas de trazado", una combinación entre Palos de la Frontera, Conde de Casal y Atocha o, en su defecto, una nueva y única terminal en Madrid Río. No obstante, al hacerse público, se modificó "por distintos condicionantes técnicos" para incluir una estación nueva en Comillas, evitando así la cercanía con otras infraestructuras cercanas a la M-30 en el Puente de Praga, las tuberías de aducción del Canal Isabel II y las líneas de alta tensión de la zona.

Desde el Gobierno regional, insisten en que en todo momento se ha tenido en cuenta el estudio de impacto medioambiental, que es de obligatorio cumplimiento para proyectos de esta envergadura; además de la declaración de impacto ambiental favorable.