José Luis Martínez-Almeida fue víctima de una broma pesada el pasado mes de junio, la cual le ha pasado factura al viralizarse este miércoles en redes sociales. El alcalde, que pensó que estaba conversando por videollamada con su homólogo en Kiev, Vitali Klitschko, aunque, en realidad eran dos humoristas rusos.

No se detectó hackeo durante la videollamada ya que sus autores utilizaron una dirección de correo electrónico falsa muy similar al del oficial ucraniano, tal y como recogió en su momento el medio alemán Bild. Cabe destacar que el regidor de Madrid no fue el único en caer en la trampa. Franziska Giffey, alcaldesa de Berlín, y Michael Ludwig, de Viena, también fueron objetivos de este engaño.

El Ayuntamiento de Madrid ha confirmado este miércoles el engaño: "Es una estafa múltiple que las herramientas de propaganda rusa realizaron a altos cargos de la mayoría de países de Europa, entre ellos alcaldes como los de Viena o Dublín o Ministros como el de Defensa de Reino Unido", defienden. En su momento, el consistorio informó que el propio Almeida tachó lo sucedido de “absolutamente intolerable”. Ahora, con la filtración completa de la entrevista, las redes sociales han estallado a las palabras del político.

"Madrid tiene las capacidades para deportar personas a Ucrania"

La conversación comenzaba teniendo como telón de fondo la guerra actual entre Ucrania y Rusia y, ante tal escenario, el falso alcalde de Kiev le preguntaba a su homólogo si Madrid podía ayudar a reportar a los ucranianos refugiados para alistarse en el ejército y sumarse a la batalla: “No deberían relajarse en las playas de España, deberían estar combatiendo y ganando esta guerra”, argumentaba.

“Por supuesto. No creo que eso sea un problema. Madrid apoya el envío de ucranianos a Ucrania para que luchen. Creo que se necesitan más soldados para luchar contra Rusia. Madrid tiene las capacidades de transporte para deportar personas a Ucrania”, defendió Almeida.

El Orgullo LGTBI “cambia de nombre” por Stéphan Bandera

En otro orden de ideas, los autores de la falsa llamada sacaron a la luz la celebración del Orgullo LGTBI en la capital española, de la que bromearon asegurando que querían organizar un “festival gay ucraniano” ya que tienen “muchos gays en el batallón de Azov”.

En este momento, proponen que el festival pase a llamarse “Bandera”, haciendo alusión a Stéphan Bandera, líder de la Organización Nacionalista de Ucranianos y que “luchó contra la Unión Soviética”.

“No he leído ningún libro de Almudena Grandes”

En tercer lugar, y rescatando una de las polémicas que posicionó a Almeida en el foco mediático y en el objetivo crítico de la izquierda, fue su postura a nombrar Hija Predilecta de la ciudad a la escritora fallecida Almudena Grandes, un hecho que también rescató el falso regidor de Kiev.

No he leído ninguno de sus libros. Ha habido mucha controversia en torno a su trabajo en nuestra ciudad. Pero no es por la figura de Almudena Grandes en sí, sino por los políticos de izquierda”, culpó el dirigente madrileño.

Polémica mascarillas

El caso de la compra millonaria de mascarillas durante los peores momentos de la pandemia de coronavirus también llegó a oídos de los humoristas rusos, que no dejaron pasar la oportunidad de preguntarle a Almeida al respecto.

Almeida defendió que la Comunidad de Madrid, en aquellos momentos, no tenía medios para hacerse con el material sanitario para luchar contra el virus al no tener competencias a esos niveles. El falso Klitschko alegó que él no creía en el coronavirus, momento en el que Almeida, desconcertado, le preguntó si estaba vacunado: “No, claro que no, no creo en ello. He comprado el certificado, como nuestro presidente (Volodímir Zelenski), es lo mismo”, aseguró.

El conocido apodo de Almeida

Una de las partes de la entrevista que ha generado más revuelo en redes sociales es por el conocido mote con el que muchos se refieren a Almeida. “Carapolla o cara de pito”, un apodo por el que el alcalde de Madrid se echó a reír y explicó su significado: “Es un punto de vista de mis adversarios políticos, creo que hablan de mi nariz, que es muy grande, creo que juegan con eso”, explicó.

En ese instante, la conversación subió de tono y, al percibir que ya no se trataba de un tema formal, Almeida cortó la conexión con sus interlocutores.