Las actas de residencia de la Comunidad de Madrid que la presidenta de la región, Isabel Díaz Ayuso, intenta esconder acudiendo para ello a los tribunales (aunque la estrategia ahora parece que ha pasado a ser la ofensiva contra la izquierda después de que la oposición pida los detalles de los documentos sacados a la luz por la Cadena Ser y que va proyectando ElPlural.com) siguen reflejando imágenes desgarradoras. Cada línea, una historia, y en todas las páginas, muchas escenas que se repiten en cada uno de los textos, que reflejan lo peor de los meses más duros de la pandemia.

Casos concretos para poner, quizás no nombre, pero sí de algún modo rostro el horror en el que se vieron sumidos no solo los pacientes y sus familiares, sino también los trabajadores de estos centros. Situaciones como la que sufrieron los profesionales de la residencia Las Azaleas son un ejemplo claro de esto. El acta de este centro, a la que ha podido acceder este medio, manifiesta que hay personal que llevaba casi un mes sin librar -el acta aparece firmada a fecha 1 de abril de 2020 y el último día que el personal libró fue el día 8 del mes anterior-: “Durante la noche disponen de dos auxiliares y un médico, que no están en el centro pero sí localizables. Manifiestan que lo más importante es tener test, que no disponen de ellos, tanto para realizarlos a los residentes y trabajadores. Manifiesta llevar sin librar desde el día 8-03, y tanto física como psicológicamente se encuentra agotada”.

Fragmento de una de las actas policiales de las residencias

“Agotado” a todos los niveles es un calificativo que se repite en muchos de los documentos que ha podido leer ElPlural.com a la hora de referirse al personal. Y no es para menos, ya que a los contagios entre residentes y una contratación que se quedaba muchas veces corta para afrontar la realidad se le suma lo rápido que pasaba el virus entre los trabajadores. Sin ir más lejos, el documento mencionado dispone de 51 personas operando a contrarreloj en la residencia, de las cuales 21 eran susceptibles de dar positivo. No era nada extraño en aquellos meses que, frente al escenario, los trabajadores tuvieran que doblar turnos e incluso estar semanas sin librar, como expone este documento en concreto.

“No dan abasto”

Como se ha señalado, la sobrecarga laboral era una tónica que se repetía en la inmensa mayoría de las residencias. Así las cosas, es duro leer la realidad a la que tuvieron que hacer frente, por ejemplo, los trabajadores de las Hermanitas de los Ancianas Desamparados. Aquí, su acta dice claramente: “Lo que demandan es personal porque no dan abasto con el personal que son para atender bien”.

Pero no va tanto de nombres propios, y es que el hecho se mantiene en un número muy importante de los textos que ha podido leer ElPlural.com. También a fecha 1 de abril, como el primer documento al que han hecho alusión estas líneas, la residencia Casasolar Santo Duque de Gandía expone que, además de material, del que también estaban escasos (faltaban “sobretodo EPIS”, pero también mascarillas con filtros FFP2 y FFP3m gafas antisalpicaduras,  chubasqueros o impermables, guantes, concentradores de oxígeno para residentes y el tratamiento pautado contra el coronavirus que se sigue en los hospitales) se requieren “sanitarios, enfermeras, médicos y auxiliares de geriatría”.

Ayuso redobla la ofensiva contra la izquierda

Mientras las actas de las residencias de mayores siguen de actualidad y tras el duro enfrentamiento dialéctico que protagonizaron Ayuso y Manuela Bergerot el pasado jueves en la Asamblea de Madrid, a principios de esta semana la responsable de Sol ha vuelto a referirse a ello.

Ha sido en un desayuno de Foro Nueva Economía donde esta vez ha señalado que “la primera ola fue un tsunami” y si el Covid “entraba en una residencia quitaba la vida en horas a todos” los mayores que se encontraban allí.

La presidenta madrileña ha vuelto a poner el foco en que “el traslado de los enfermos” de las residencias de ancianos a hospitales -algo que no se hizo, atendiendo así a los llamados después protocolos de la vergüenza- “no garantizaba la supervivencia, como lo demuestran las cifras”.

Ayuso ha llegado a decir que los políticos no decidieron nada en este sentido, sino que “los trasladaos, que fueron miles y miles, eran decididos por médicos y geriatras”. La líder regional ha solventado que “están a punto de acusarnos de genocidio, y no lo voy a permitir”, elevando así el tono y confrontando, esta vez sin que nadie se haya referido directamente a las actas, por su polémica gestión.