La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha entrado en el cuerpo a cuerpo con la portavoz de Vox en la Asamblea, Rocío Monasterio, olvidándose de que gobierna gracias a su formación, algo que, por otra parte, viene siendo habitual si se atiende a las intervenciones de algunas semanas anteriores y los reproches entre la una y la otra.

Todo apuntaba, máxime cuando la responsable popular se ha visto acorralada por la izquierda a causa del desmantelamiento sanitario, que la diputada ultraderechista se postularía de algún modo de su parte e iría con todo contra las formaciones progresistas. Nada más lejos de la realidad, la socia política del PP en la autonomía también ha puesto sobre la mesa el “problema” existente en el sistema público de salud.

Eso sí, Monasterio no ha perdido para ello la oportunidad de cargar contra los “sindicatos comunistas” -es sabido que la cruzada de Vox con los sindicatos de trabajadores es una de las máximas de su programa electoral- que, considera, suponen un “gasto improductivo”. En lugar de evitar la confrontación, Ayuso ha entrado en el sistema de reproches de la extrema derecha, acusándola de “volver a traer el viejo discurso poco elaborado”. “No me ha dicho cuál es el gasto superfluo, no entra en detalle. Le estoy haciendo todo el trabajo. El gasto de qué", ha planteado la representante primera del PP en Sol.

A renglón seguido, Ayuso ha dejado claro que su formación no va a erradicar los sindicatos “por mucho que tengan desavenencias”. Así las cosas, ha dejado claro que tampoco está de acuerdo con estos agentes sociales, pero que no cree en “acabar” con aquellos “que no piensan igual”. “Ni tampoco lo haría con su partido. Es inconstitucional y muy feo políticamente (…) Estamos cumpliendo a céntimo de euros nuestro programa. Estoy esperando a que me den propuestas”, ha añadido.

Las acusaciones han ido en aumento cuando Monasterio ha afeado a la líder del partido que a nivel nacional capitanea Alberto Núñez Feijóo que ha dedicado 72 millones de euros en campañas “para promocionarse a sí misma”, siendo ese el momento en el que ha sacado a relucir la gestión sanitaria del PP: “Dedíquelo a los médicos e igual los madrileños no tendríamos un problema”. Ayuso tampoco se ha quedado callada después de esto y ha recordado que Vox no es precisamente un partido que se haya puesto “a la cabeza de las mareas blancas”. “Es muy fácil ser de Vox, no decir nada y criticarlo todo”,  ha aseverado.

El ‘matrimonio’ PP-Vox

A pesar de este tipo de enfrentamientos, PP y Vox están siendo grandes aliados en distintas partes de España. En Castilla y León gobiernan juntos y en Madrid lo hace el PP en solitario, pero gracias a la extrema derecha, quien le mostró su apoyo con la condición de que derogara las leyes LGTBI y cerrara Telemadrid.

La presidenta cedió en buena parte a la petición primera de Monasterio y no tumbó la normativa, pero defendió el “derecho” de Vox y su formación a la modificación, siendo este uno de los aspectos más polémicos -sino el que más- del pacto.