A las 17.15 horas de este pasado sábado el servicios de urgencias 112 Galicia recibió comunicación de un incidente. Según el aviso un joven de 17 años había resultado herido en un ojo por arma de fuego. El incidente tuvo lugar, tal y como revelaron diferentes medios locales en las últimas horas, en la parroquia de Saíndres, en la localidad pontevedresa de Silleda, donde el menor se encontraba participando en una cacería de jabalíes.

Se desconoce el estado de salud del herido, pero el suceso ha provocado la reacción de las entidades ecologistas y animalistas que, desde hace años, reclaman a la Xunta que la prohibición de que los menores tomen parte en cacerías de este tipo.

Una de las entidades más beligerantes en este sentido es la Fundación Franz Weber cuyos responsables consideran que el peligro al que se exponen los menores en este tipo de actividades en las que participan “sin límite de la misma de acuerdo con el vacío legal existente, suponen un grave perjuicio para su integridad física y moral”.

Cabe recordar que en la región gallega se puede disponer de licencia de caza desde los 14 años, lo que significa, como recuerdan desde el colectivo que a partir de esta edad se pueden “portar armas como cualquier adulto”.

A raíz de este caso, la entidad animalista vuelve a llamar la atención ante los contextos de peligro que los cazadores generan “sobre ellos mismos y la inmensa mayoría de la población no cazadora” y reclama la necesidad de “alejar a las personas menores de edad” de este tipo de actividades.

La Fundación Franz Weber también ha aprovechado para recordar otros episodios ocurridos en las últimas semanas en otros lugares como Extremadura, donde tuvo lugar un autodisparo accidental que produjo el denominado "pie catastrófico", o el Val d'Aran; aquí, un cazador mató a un hombre mayor que paseaba tranquilamente. Según la Fundación, el presunto autor adujo “la manida excusa de que se 'había confundido'".

A propósito de este suceso, la entidad también mencionó que solo este sábado se celebraron hasta cuatro cuatro campeonatos “para masacrar zorros”, uno en cada una de las provincias gallegas. Según la Fundación, la “contestación social” provocó que organizadores y participantes optaran por llevarlos a cabo “casi en la clandestinidad mediática”.

Una vez más reclama, mencionando su propia información, que en ninguna de las convocatorias “se realizaron controles de alcoholemia de manera previa durante las mismas o tras finalizar las comidas, algunas realizadas en espacios públicos y donde se sirvió alcohol”.

Para la ONG este tipo de situaciones muestran “el desdén” con el que las administraciones “tratan el peligro de la caza y cómo tratándose de un deporte oficial ni siquiera se realizan estos test en forma de controles antidopaje”.