La carrera abierta por el presidente nacional del Partido Popular contra el aspirante a la investidura suma cada día un nuevo escalón en la subida de tensión en forma de comentarios o declaraciones estridentes. Alberto Núñez Feijóo, en más de una ocasión, se ha visto en la obligación de rectificar a las pocas horas alguna afirmación realizada por él mismo. El último ejemplo de este 'autoenmendarse' se dio ayer lunes, con su aseveración acerca de la 'balcanización' que puede derivar del conflicto con Cataluña, un frase que, por cierto, no es nueva y ya había sido utilizada en los últimos lustros por otros presidentes del PP como José María Aznar y Pablo Casado.

También estos días están siendo recurrentes las manifestaciones en relación con la guerra entre Israel y Hamás, con algunas subidas de tono por parte de dirigentes 'populares' o de algunos miembros del Gobierno en funciones que preside, también de forma provisional mientras no se aclare la investidura o el paso a unas elecciones, Pedro Sánchez.

Se da la circunstancia de que cuando Feijóo aún era presidente de la Xunta de Galicia solía pasar por asuntos de este tipo sin levantar la voz, o sin elevarla demasiado, incluso actuando como 'hombre de Estado'. Ese rol, que chocaba con el ordeno y mando apoyado en el rodillo de la mayoría absoluta denunciado por la oposición en la comunidad, es el que le otorgó la imagen de moderado que, a la larga, es sobre la que cimentó su salto a la política nacional. Luego, bien por convicción, bien por las presiones internas de su partido, el de Os Peares ha modificado su discurso para abrazar uno mucho más radical y, a veces, incendiario.

En Galicia, este martes quien le sucedió al frente de la Xunta, lejos de desmarcarse del lenguaje elevado que sale de la calle Génova, ha dado un paso más y ha realizado la que, hasta ahora, es una de las mayores acusaciones vertidas contra algún miembro del Gobierno de España. 

No entiende el "enfado" de Moncloa

Alfonso Rueda ha llegado a afirmar, tras decir que no entiende el "enfado" del Ejecutivo de Sánchez después del comunicado hecho público por la Embajada de Israel. Según sus palabras, este país ha constatado "una situación que es evidente" y que no es otra que, mientras una parte del Gobierno condena los atentados de Hamás, la otra "los defiende abiertamente", en referencia a las palabras de la ministra en funciones, Ione Belarra.

El presidente gallego lo ha dicho ante los medios de comunicación en Vigo, después de tomar parte en un acto. Metiéndose de lleno en cuestiones de política exterior, el máximo responsable de la Xunta ha asegurado que Hamás es una "organización terrorista" y que, "respetando todas las opiniones, hasta cierto punto", cuando se produce un atentado terrorista "hay que condenarlo sin ninguna duda", por lo que "no se entiende" la postura de "casi la mitad" del Ejecutivo.

De ahí que se haya posicionado con lo dicho por la Embajada israelí, que hizo público un comunicado contra una parte del Ejecutivo español a la que apuntaba por alinearse con las tesis de Hamás. El propio Gobierno español en funciones llegó a hablar ayer de "falsedades" las acusaciones. Para Rueda, sin embargo, lo que señala la legación diplomática no más que "poner de manifiesto una situación que es evidente, cierta y que todos pudieron ver". Por ello, ha insistido en no entender "el enfado" de Moncloa, "en negar algo que es muy evidente".

A continuación, tras añadir que debería haber una "opinión formada" sobre una cuestión tan "seria" como esta y reclamar una opinión, si no única, al menos sí "unitaria" por parte del Ejecutivo, ha aprovechado para arremeter contra el Bloque Nacionalista Galego. A la formación que lidera Ana Pontón le ha reprochado que mantenga también este tipo de posiciones, recordando que, hace unos días, en el Parlamento autonómico, "el BNG se negó a condenar estos atentados terroristas".

A propósito de esto, poco después de estas aseveraciones del presidente gallego, el Gobierno español, a través del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha dado por finalizada la polémica con la Embajada israelí, al tiempo que ha recordado que de las cuestiones de política exterior se ocupan él mismo y el presidente en funciones, Pedro Sáchez.