En Galicia hay algo que, desde tiempos de Fraga, está inoculado en la vida pública de la región. Grosso modo, esto tiene que vendría a ser algo así como que nada sucede sin que lo sepa quien tiene que saberlo, que en la época de Don Manuel era él mismo, claro.

Esto quedó instaurado en la costumbre del lugar, similar a la famosa frase relativa a no salir en una foto. Ahora, en Galicia, no está muy claro al hablar de esto si en realidad coincide con quien, por cargo, se supone que manda en el PP. Las opiniones giran entorno a un Alfonso Rueda, máximo responsable de la formación por obra y gracia del que lo situó ahí, Alberto Núñez Feijóo, a la postre el que, según muchos, aún manda y mucho.

Con independencia de lo que suceda ahora, lo que es evidente es que en 2013 sí llevaba el ahora líder nacional de su partido las riendas de su formación, o empezaba a hacerlo, con mano dura, salvo en Ourense, reino de los Baltar, que nunca llegó a dominar sin una negociación previa.

Ese año habían transcurrido algunos meses desde el final de su primer mandato (accedió en marzo de 2009 y se celebraron comicios en octubre de 2012) al frente de la Xunta y ya consolidaba su posición regional, pero también municipal.

En Galicia, las siete grandes ciudades son la joya de la corona electoral y, dentro de ellas, las capitales provinciales. En una, en aquel momento, se jugaba mucho más porque el aspirante socialista era de allí, de Lugo, donde presidía la Diputación Provincial. El, desde hace unos días, delegado del Gobierno en la región, José Ramón Gómez Besteiro, era la gran esperanza socialista y en los primeros días de marzo de aquel año dio el paso para hacerse con las riendas del PSdeG (lo lograría tras unas primarias en septiembre de ese mismo año) y, por extensión, para disputarle en la siguientes elecciones autonómicas el trono a Feijóo.

Pero ese mismo mes de marzo comenzó a fraguarse uno de los mayores fiascos judiciales de Galicia que, si no era buscado, a quien lo perjeñó le salió a la perfección, a tenor de los resultados y consecuencias. Los mismos días en los que Besteiro daba el paso, Elena Candia, actual candidata del PP a la alcaldía de la capital lucense, era concejala en Mondoñedo donde ganó el bastón de mando en 2015. Candia, que en la actualidad, además de aspirante 'popular' a la alcaldía de Lugo es vicepresidenta primera del Parlamento gallego, aparece en los papeles que suspendieron durante unos años la carrera política de Besteiro.

Es lo que dice el Partido Socialista y que, aunque lo negaron en un primer momento, no ha podido negar el presidente de la Xunta Alfonso Rueda. El PSdeG difundió hace algunos días unos documentos que no han tenido repercusión a nivel estatal, pero que a tenor de su contenido, hablan bien a las claras de las formas de proceder de una parte de la clase política.

En ellos aparece el nombre de Elena Candia como la persona que hizo entrega aquel año de 2013 a la Fiscalía de los anónimos que originaron la investigación judicial contra el que fuera secretario xeral del PSdeG entre 2013 y 2016, José Ramón Gómez Besteiro.

Esa entrega sumada a la acción implacable de la jueza Pilar de Lara, quien resultó inhabilitada y sancionada por el CGPJ, concentraron más de una decena de imputaciones del que estaba llamado a ser líder de los socialistas gallegos hasta verse obligado a dimitir en 2016, tras consumarse su imputación en varios delitos por parte de la citada magistrada.

En un sobre blanco

El PSOE de Lugo difundió un escrito entregado en la Fiscalía Provincial el 5 de marzo de 2013 en el que el grupo 'popular' lucense, del que era entonces portavoz Candia, deposita dos documentos en los que señala que "se describen acciones de gran relevancia" y "posible incumplimiento de la legalidad".

A esa añaden los socialistas otro, del 14 de marzo, en el que la propia Elena Candia hace una declaración testifical ante el fiscal y dice que "el escrito que presentó en Fiscalía se les hizo llegar a sus oficinas de la diputación de forma anónima" ya que "lo encontraron dentro de un sobre en blanco sin ninguna anotación".

En estos documentos, según han indicado fuentes socialistas, hacen referencia a las denuncias contra el que era jefe de protocolo de la Diputación de Lugo, Juan Carlos Fernández Pulpeiro, por un supuesto delito de acoso laboral a una funcionaria. Este asunto dio lugar a la famosa Operación Pulpo, iniciada por Pilar de Lara, sobre irregularidades en la institución provincial, la última causa en la que el que fuera líder del PSdeG y presidente de esta institución provincial, José Ramón Gómez Besteiro, figuró como investigado. La pieza, como todas las demás iniciadas contra él, fue archivada.

La pregunta que ahora mismo pulula en el ambiente político gallego es quién estaba detrás de la entrega de esos 'anónimos', más allá de los interpuestos para presentarlos en la Fiscalía; es decir, qué persona dio el visto bueno para actuar de esa manera. Y ahí es donde entra en juego la figura del que todo lo controlaba entonces. Rueda formaba parte del Gobierno autonómico, pero Feijóo era el que dominaba la región -salvo Ourense por los motivos descritos-.

Los socialistas de Lugo hablan de "artimaña mezquina" por parte del Partido Popular de Galicia y de Elena Candia con la "única voluntad de sacar rédito electoral y destruir" al por entonces secretario xeral del PSdeG y candidato a la Presidencia de la Xunta.

El secretario de Organización de los socialistas gallegos, José Manuel Lage, ha sido contundente a la hora de apunta a la candidata del PP en Lugo de quien dijo que está “inhabilitada para representar a los lucenses; a su juicio el uso “de anónimos para sacar a Besteiro de la política es de lo más rastrero que hemos visto en los últimos tiempos", subraya.

Ante esto pide a Alfonso Rueda que “cese” a Candia, aunque quizás también Alberto Núñez Feijóo debería dar explicaciones por algo que sucedió cuando él era quien lo fiscalizaba todo lo relativo al PP en Galicia, excepto a los Baltar de Ourense, claro.