Estos datos recientes confirman que sigue creciendo el sentimiento de desafección o desapego de la sociedad catalana respecto a España. En solo año y medio, desde enero de 2011, los partidarios de la opción independentista han pasado del 24% al 34%. Este aumento del sentimiento independentista tiene buena parte de su explicación en el amplísimo apoyo mayoritario –el 76,5%- al pacto fiscal, esto es a la aplicación en Cataluña del modelo vasco-navarro del concierto económico, que representaría que la Generalitat recaudase y administrase todos los impuestos pagados por los ciudadanos y las empresas de Cataluña. Se trata, pues, de un nuevo independentismo, basado mucho más en intereses y criterios económicos que en sentimientos de pertenencia. Un nuevo tipo de independentismo que ha crecido de forma exponencial y constante después de la sentencia del Tribunal Constitucional contra el Estatuto de Autonomía aprobado en el Parlamento catalán, en el Congreso de Diputados y en el Senado, y refrendado de forma muy mayoritaria por la ciudadanía catalana.

Pero, como ya ocurrió hace un par de años, este nuevo tipo de  independentismo catalán topa con otra realidad, la de “La Roja”. Si dos años atrás el triunfo de la selección española de fútbol tuvo en Cataluña entera una celebración popular muy mayoritaria, que al día siguiente tuvo la aparentemente contradictoria gran manifestación ciudadana contra la sentencia del Tribunal Constitucional, ahora, poco después de la publicación de la última encuesta del CEO, la victoria de “La Roja” en la Eurocopa ha sido seguida y celebrada en Cataluña por una muy amplia mayoría ciudadana. Así lo prueban los datos de la audiencia televisiva: una media de 2.709.000 catalanes siguieron la retransmisión en directo de la final contra Italia, con un 74,3% de cuota de pantalla, y con una punta de 3.203.000 espectadores, esto es con una cuota de pantalla máxima del 84,4%.

Me atrevo a sugerir una explicación de un fenómeno aparentemente tan contradictorio. “La Roja” expresa una realidad plural de la España actual que no tiene su correlato no sólo en la política sino tampoco en la economía, la cultura y los medios de comunicación. A la vista está que la ciudadanía catalana se siente mayoritariamente identificada con “La Roja”, pero también está muy claro que la desafección y el desapego de amplios sectores de la sociedad catalana respecto a España crece de forma constante.    

Jordi García-Soler es periodista y analista político