Toque de corneta entre las filas independentistas. La unción de Jaume Collboni como alcalde de Barcelona, con el apoyo de Barcelona En Comú y el Partido Popular, no ha sentado bien ni en Junts ni por supuesto en Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). Los dirigentes de esta última formación, tras la jornada del pasado sábado, piden incrementar el precio de un posible acuerdo para investir a Pedro Sánchez como presidente del Gobierno en caso de que la aritmética parlamentaria lo permita. En este sentido, han exigido “avances” en términos de amnistía, autodeterminación, economía e infraestructuras. En caso de no cumplirse, Oriol Junqueras ya ha recordado que forzaron “dos elecciones”.

Ya este lunes, el portavoz del Grupo Republicano en el Congreso de los Diputados, Gabriel Rufián, orientó su discurso hacia un incremento de las exigencias de los independentistas al PSOE. “Esta vez debe haber un precio más alto y consensuado, y debe plantear un dilema a Pedro Sánchez si quiere ser presidente”, expuso el dirigente de ERC, que pone sobre la mesa la opción de situar al jefe del Ejecutivo y candidato del PSOE a la reelección en una encrucijada: “O Cataluña o Vox”. Un hilo del que han tirado este martes otros altos cargos de la formación independentista.

El líder de los republicanos, Oriol Junqueras, ha seguido la senda marcada por el cabeza de lista de la marca independentista a la Carrera de San Jerónimo. No habrá apoyo si no hay unas “garantías” previas. El dirigente de ERC lo ha dejado cristalino en una entrevista concedida a TV3, en la que ha recordado que no sería la primera vez que llevan al extremo una negociación si a cambio no se aceptan “avances” para Cataluña. “Ya forzamos dos elecciones anticipadas”, ha precisado el que fuera vicepresidente de la Generalitat en referencia a los comicios del 2019.

“Si no tenemos garantías, no les votaremos y no habrá investidura si depende de nosotros”, ha remarcado en la entrevista el líder de los republicanos, quien ha reclamado “avances en amnistía, autodeterminación, economía e infraestructuras”. En este sentido, Junqueras he rechazado de pleno un Ejecutivo liderado por Partido Popular y Vox, tampoco uno del Partido Socialista sustentado por los conservadores.

En consecuencia, ha apelado a las fuerzas independentistas para ahormar un acuerdo programático de cara a los próximos comicios. Esperan que Junts exhiba una “generosidad al menos parecida” a la que a su juicio ha mostrado Esquerra Republicana. “Creo que deberíamos ser capaces de entendernos. Nosotros no queríamos que se fueran del Govern y, desgraciadamente, se fueron. Hemos tenido la oportunidad de darles la presidencia del Parlament. Que ellos también pongan de su parte”, ha apostillado el dirigente republicano.

Cataluña debe poner el precio

En la misma línea se ha pronunciado el president de la Generalitat, Pere Aragonès. El máximo mandatario regional ha llamado a las fuerzas independentistas para que las exigencias a Madrid partan desde un consenso. “Cataluña tiene que poner un precio, el que acordaremos conjuntamente”, ha destacado el dirigente republicano.

Aragonès justifica que las próximas elecciones no sólo tratan de evitar un Gobierno de signo ultraconservador, con Vox arrastrando al PP, sino también de negociar “un mínimo compartido”. De este acuerdo debería emanar una mayor autonomía en términos de derechos y libertades en Cataluña, pero que a su vez incluya cuestiones competenciales, recursos y lengua. Por ello, ha apelado al resto de fuerzas independentistas a cooperar y a “sumar”.

En este sentido, Aragonès ha recalcado la necesidad de generar una dinámica de cooperación para sumar desde la diversidad de posiciones ideológicas dentro del espectro independentista. De entra la amalgama de exigencias debe emerger una apuesta “clara” para celebrar un referéndum de independencia pactado. “Este país debe volver a votar y tener un referéndum con un resultado reconocido. Para mí, es un objetivo irrenunciable. Es la manera de conseguir que este país sea un Estado independiente”, ha precisado el president de la Generalitat, antes de acusar a la coalición de haber “arrastrado los pies” en acuerdos sobre el conflicto catalán como indultos o la reforma del Código Penal.