Se acabaron los rumores. Una maniobra de los comunes ha allanado el ‘sí’ del Partido Popular al candidato del PSC, Jaume Collboni, como nuevo alcalde de Barcelona. Finalmente, el Ayuntamiento de Barcelona caerá del lado socialista. No ha sido hasta el último minuto, cuando la balanza parecía decantarse hacia el independentismo, los de Ada Colau anunciaban su renuncia a formar parte de ningún gobierno. Pasara lo que pasara, irían a la oposición, lo que ha favorecido que los de Daniel Sirera entregara en bandeja de plata el bastón de mando a sus principales adversarios.

El Partido Popular no dio ninguna pista antes de la sesión constituya del Ayuntamiento de Barcelona. Durante esta semana, se abrieron a facilitar la investidura de Jaume Collboni, pero con la condición sine qua non de que no contara con la ya exregidora barcelonesa, Ada Colau. Una máxima que, finalmente se ha cumplimentado a escasos minutos de que arrancara el pleno. Barcelona En Comú anunció a través de un comunicado que independientemente del resultado de la votación se mantendrían en la oposición.

Los comunes sirvieron en bandeja de plata el ‘sí’ de los populares a Collboni, dando respuesta a su principal exigencia. Sin embargo, el Partido Popular no dijo esta boca es mía. Ni rastro de un comunicado o une mera pista, hasta que el jefe de los conservadores en la Corporación, Daniel Sirera, anunciara que retiraba su candidatura, señal que colocaba el bastón de mando en manos del socialista.

Maniobra in extremis de Colau

No fue hasta pasadas las 16 cuando las incógnitas se fueron despejando. La primera corrió a cargo del grupo de la exalcaldesa, dando un golpe de autoridad sobre la mesa con el que ha dado la vuelta del tablero político en la Ciudad Condal. Sobre la bocina, la formación que dirige Ada Colau confirmó que no solo apoyarían al candidato socialista, sino que además se quedarían en la oposición independientemente de la decisión que adoptara el Partido Popular.

La formación de Ada Colau ha explicado que ha tomado la decisión a mediodía “en coherencia con la necesidad de evitar un gobierno de Junts que extienda alfombras rojas a los lobbies y a los sectores favorables a las políticas de la derecha” y que ésta llega sin haber alcanzado “ningún pacto previo con el PP”.

Por su parte, los populares habían asegurado que harían a Collboni alcalde si les garantizaban que los comunes no entraban en el Ejecutivo municipal, como finalmente ha ocurrido. Las negociaciones entre el PSOE catalán y Colau han sido intensas y han culminado instantes previos a la constitución del Consistorio.

Es la segunda vez consecutiva en la que el ganador de los comicios de Barcelona no se convierte en alcalde, dado que en 2019 Maragall ganó, pero fue la propia Colau quien terminó haciéndose con la vara de mando gracias al apoyo del PSC y de los concejales de Manuel Valls.

Tras la investidura, la exalcaldesa de la Ciudad Condal se ha dirigido a Vox durante su declaración. Para la líder de los comunes, la extrema derecha “tiene derecho a estar ahí”, pero “no piensa normalizar su presencia, sus políticas y sus constantes atentados contra las mujeres y los migrantes”. “Como persona feminista que pertenece al colectivo LGTBI les diré que no seremos amables con ellos”. Colau ha reconocido que la sesión “no ha estado exento de atención” y que su propio grupo ha acudido “sin saber exactamente cuál sería el resultado final”, pero dejando claro que “no han formado parte de ningún acuerdo con ningún partido”. Asimismo, ha recordado que ellos “van directos a la oposición”, pero “no porque lo diga el PP, sino porque es lo que ha votado la militancia”: “No hemos formado parte de ningún acuerdo con ningún partido”.

A renglón seguido se ha referido directamente a Trias, a quien ha dejado claro que sus modelo de ciudad “son diferentes”: “La CIU del 3% no debía volver a este Ayuntamiento. Ustedes respetan a las élites de esta ciudad. Ustedes permiten gobernar a una fascista y racista en Ripoll”. “Nosotros hemos votado al señor Collboni sin ilusión, pero como la política es servir a la ciudadanía, defendiendo aquello de lo que creemos, no dejaremos de luchar por el objetivo de un pacto de izquierdas”, ha emplazado. Después se ha lanzado un “regalo envenenado” a quien deja el bastón de mando: “Quería un pacto de coalición secreto para recibir los votos del PP. Espero que no haya ningún otro pacto secreto, porque nuestros votos son un regalo envenenado, con diez regidores es imposible gobernar Barcelona”.

Negociación desde Madrid

De nada hubiera servido el gesto de los comunes si el Partido Popular no hubiera hecho lo propio. Conservadores y socialistas han llevado la negociación bajo un denso halo de prudencia y secretismo, si bien el pasado jueves el líder del PP en Cataluña, Alejandro Fernández, sugería contactos entre las dos formaciones. Tanto PSOE como los populares han confirmado que el apoyo se gestó en la “misma mañana” del pasado 15 de junio, cuando los número tres de Ferraz y Génova mantuvieron una conversación sobre el futuro de la Alcaldía de Barcelona.

Según transmiten voces autorizadas de la ejecutiva de Feijóo, Elías Bendodo descolgó el teléfono para ofrecer a Santos Cerdán, secretario de Organización del PSOE, para poner encima de la mesa un potencial apoyo de Sirera a Collboni si este dejaba fuera de la ecuación a Ada Colau. “Era la única condición”, comentan estas fuentes, aunque desde el entorno de la dirección socialista aseguran que el número tres del PSOE “remitió al señor Bendodo al PSC” si quería enfocar cualquier asunto relacionado con la alcaldía de Barcelona.

Tira y afloja pese al acuerdo

El pragmatismo de la Ciudad Condal queda eclipsado de inmediato por el contexto actual y ese no es otro que el horizonte electoral. Partido Popular y PSOE no han enterrado el hacha de guerra, ni tan siquiera en una jornada en la que se ha cerrado un pacto histórico para orillar al independentismo catalán en la que es su joya de la corona.

Desde Ferraz la lectura de esta jornada, así como del 28 de mayo en Cataluña, se hace en clave nacional. Creen que los resultados del PSC en el conjunto de la región a nivel municipal reafirman la acción de Pedro Sánchez para “normalizar la vida social y política”, máxime después de los acontecimientos del 1 de Octubre. “Dan resultado y son reconocidas”, comentan voces autorizadas de la Ejecutiva socialista en Madrid.

Estas mismas fuentes echan agua al guiso del Partido Popular. Desde Génova transmiten su iniciativa para abrir la vía Collboni, mientras que desde el entorno de la Ejecutiva Federal en Ferraz remarcan “las dudas hasta última hora” de los conservadores entre conceder la alcaldía a un “constitucionalista” o al “partido de Puigdemont. “No dice nada bueno de Feijóo”, subrayan desde el cuartel general del PSOE, que estiman la decisión del jefe de la oposición como un acto forzado y “a regañadientes”. No obstante, aseguran que “será buena” para la ciudad y, al mismo tiempo, evitará “un nuevo ridículo” de Feijóo en su “política de pactos postelectorales”. En cualquier caso, celebran que Barcelona tenga de nuevo un alcalde de corte socialista y auguran “los mejores años” para Barcelona.

En contraposición, el argumentario en el Partido Popular se orienta hacia la “posibilidad” de que el PSOE no actuara con el mismo pragmatismo en una situación similar. En Génova celebran, no obstante, que el PP tiene “unos principios sólidos” que exigen “no fallar donde otros sí lo harían”. “Somos un partido de Estado que trabaja por la integridad nacional desde el Gobierno, pero también desde la oposición”, remarcan desde el cuartel general conservador.  En suma, señalan que Sirera es una “garantía de oposición crítica” y “constructiva”. “Así será durante los próximos cuatro años”, argumentan, no sin antes recordar que su voto “será clave” en cada decisión que adopte la nueva Corporación.