En la noche del martes, las filas independentistas en Cataluña esperaban que una palabra clave saliese de la boca de su presidente, y cambiase su historia: independencia. Así lo hizo para no fallar a los que habían sido sus aliados durante estos meses. Pero lo que no esperaba nadie es que esa euforia durase tan sólo unos segundos. Puigdemont proclamaba la independencia pero la suspendía de inmediato a cambio de mediación internacional.

Ante esta situación surrealista, hoy hacemos esta pregunta a nuestros lectores: