La política catalana está en estado de letargo, a la espera de la resolución del caso Borràs y de saber con quién incumple ERC sus pactos firmados para sacar adelante los presupuestos autonómicos. Mientras tanto, el presidente Aragonés recorre algunos países latinoamericanos sin demasiado éxito institucional. El secretario general de Junts ya se ha pronunciado sobre ello, aunque al viaje le queda la etapa chilena. Jordi Turull ha dicho que cuando uno (Pere Aragonés y ERC) “está empapado en resignación y renuncia” se acaba trasladando a sus interlocutores. La Generalitat ha inaugurado en Buenos Aires su delegación para el cono sur, poniendo a prueba sus acuerdos presupuestarios con Salvador Illa, que se ha reservado sus criticas para cuando el presidente regrese.

Los antiguos socios de ERC no le perdonan un desliz a Pere Aragonés y en este viaje, la comitiva de la Generalitat ha ido sumando fiascos institucionales. El presidente de Colombia, Gustavo Petro, plantó al presidente de la Generalitat cuando este ya estaba en el palacio presidencial, alegando un acto de política nacional inaplazable; Beatriz Argimón, vicepresidenta de Uruguay y presidenta de la Asamblea General y del Senado, tampoco pudo recibirle a pesar de estar agendada la reunión. Quien si pudo dedicarle un tiempo a Aragonés fue el ex presidente de Uruguay, Pepe Múgica. El resumen de Jordi Turull ha sido este: “Aragonés empequeñece las instituciones catalanas, estábamos acostumbrados a que el presidente de la Generalitat era recibido por jefes de estado, ahora nos conformamos con el ex presidente de la provincia uruguaya de Canelones”. La Generalitat también ha firmado un acuerdo con la Provincia de Buenos Aires.

Los viajes de los presidentes

En realidad, hace ya muchos años que los viajes institucionales de la Generalitat no alcanzan el rango al que se refería Turull. Desde Jordi Pujol y Pasqual Maragall que los presidentes de la Generalitat pasan desapercibidos por las altas instancias de los países a los que viajan. En la última década, ni eso. Salvador Illa ha expresado su apoyo a los viajes institucionales, a pesar de todo: “llevamos diez años encerrados en casa, debemos salir y volver a viajar”. Las diferencias entre Illa y Aragonés respecto de las delegaciones en el exterior es la función de las mismas. Mientras que para el dirigente socialista estas oficinas deben dedicarse básicamente al apoyo de las iniciativas empresariales, para Aragonés estas sedes deben permitir “podernos explicar en el exterior”, sin necesidad de concretar lo que se quiere explicar, por conocido el tema.

La gran diferencia entre los viajes de los primeros presidentes de la Generalitat es que, hasta la presidencia de José Montilla, las agendas se planificaban con el ministerio de Exteriores y los embajadores españoles, y que, a partir de entonces, especialmente tras la proclamación del Procés, se ha hecho gala de lo contrario: viajar en contra de la gestión diplomática española. De hecho, lo más subrayado por TV3 de la apertura de la nueva delegación en Buenos Aires es que está situada en Belgrano, el barrio diplomático por excelencia de la capital de Argentina.

El escaso balance del tour sudamericano de Aragonés le impedirá a ERC utilizarlo como bálsamo político en cuanto vuelva a pisar el Parlament. En la cámara catalana le espera la resolución del conflicto con Junts por la nueva presidencia del Parlament, de confirmarse todas las sospechas sobre una inhabilitación de Laura Borràs. Los republicanos vienen asegurando que no piensan romper el pacto con sus exsocios, reservándoles la presidencia para quien decida Junts; sin embargo, Junts ya ha dejado caer que podría plantearse renunciar a la presidencia para ocasionarle a ERC un grave problema añadido. Con sus 33 diputados, ERC no tiene fuerza para decidir la presidencia de no contar con Junts o el PSC. Los socialistas no han dicho una palabra sobre el futuro de la presidencia del Parlament.