Mientras 2021 terminó con el fin del “matrimonio de conveniencia” -entre Alfonso Fernández Mañueco y Francisco Igea-, este 2022 empezaba con la incógnita de quién se conseguiría hacer con los asientos de la Junta de Castilla y León; y ha terminado por pasar a la historia como el primero en el que la ultraderecha ha llegado a las instituciones desde la transición democrática y en el que se ha evidenciado la falta de compromiso en la gestión de Mañueco.

En este 2023 no se esperan muchos cambios, más allá de estar a la espera de las nuevas polémicas que protagonice el vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo, de Vox, que se ha estrenado en el cargo con numerosas y variadas polémicas, lo que le ha llevado a ser duramente criticado e, incluso, a que diferentes representantes políticos y sindicales pidieran su dimisión o el cese por parte de Alfonso Fernández Mañueco.

De los resultados de las elecciones que se celebraron el 13 de febrero de este 2022 salió el posterior pacto de la vergüenza, con el que Castilla y León retrocedió a los años 70 al formarse el gobierno menos paritario de España -solo tres mujeres en los doce cargos- y con tres consejerías a cargo de Vox, encabezadas por Mariano Veganzones, Gerardo Dueñas y Gonzalo Santonja, además de la vicepresidencia sin funciones dirigida por Juan García-Gallardo.

El PP de Mañueco ganó solamente por 16.592 votos, cosechando el peor resultado del PP en la comunidad, donde venía gozando de consecutivas mayorías absolutas. El PSOE quedó segunda fuerza, con 362.304, que no fueron suficientes para formar un gobierno de coalición de izquierdas capaz de superar la suma de PP y Vox, por los casi 150.000 votos de la ultraderecha.

Ante este mal resultado tras esperar una ansiada mayoría, Mañueco, con el visto bueno del PP nacional, dirigido ya por Alberto Núñez Feijóo (quien dejó solo al presidente en el día de su embestidura), decidió pactar con la ultraderecha para dar lugar a una imagen que pasará a la historia de la comunidad y también de España. Este 2022, en Castilla y León se formó el primer gobierno con la extrema derecha en su seno desde la transición democrática.

Las perlas de la vergüenza

A lo largo de estos más de ocho meses desde que se formó un nuevo gobierno en la comunidad se han producido un gran número de episodios que han pasado del panorama autonómico al nacional. Todos ellos con la marca Vox y, concretamente, del vicepresidente que ocho meses después sigue sin funciones en su cargo.

Esta serie de polémicas han arrastrado a Mañueco y al PP en general al fango, levantando ampollas dentro y fuera del Ejecutivo. La primera de todas fue el estreno de García-Gallardo en las Cortes al referirse a Noelia Frutos, procuradora en silla de ruedas del PSOE, como una “persona como las demás”. Fue el mismo día cuando cargó contra la “izquierda hipócrita” por defender a las personas con discapacidad “que han nacido, pero no a las que no han nacido”, en el marco de la nueva ley de aborto que el Gobierno central aprobó este mismo año.

También ha sido noticia por asegurar que “la educación debe servir para educar, no para convertir a los niños en activistas políticos”, acusando al Gobierno de Pedro Sánchez de pervertir a los niños con la educación sexual en las aulas.

Además, el polémico vicepresidente también ha utilizado el altavoz que le ha dado Mañueco en Bruselas para difundir la ideología radical de su partido. Relegando su papel como representante de la comunidad en el Comité Europeo de las Regiones, Gallardo sacó a relucir su cargo como portavoz de Vox. Fue aquí donde abogó por “menos fanatismo climático”, “más políticas a favor de la natalidad y las familias” y más “seguridad en las fronteras”.

Al panorama internacional llegaron también sus palabras sobre el sexo, recogidas por varias cabeceras de prensa extranjera. Según el dirigente de Vox, “cuando el sexo se convierte en un fin en sí mismo se olvida que su finalidad es la procreación”. Porque para él, esto hace que las personas “se liberan de las cadenas que llevan a la familia para dedicar su existencia a satisfacer sus deseos sexuales”.

Pero también ha levantado ampollas por su visión sobre la violencia de género, esa que desde la ultraderecha llaman “violencia intrafamiliar”, y también en los sindicatos y patronal después de que anunciara un recorte de 20 millones de euros en subvenciones a dichas entidades.

Los incendios, una cruz en la gestión del PP

La gestión de Alfonso Fernández Mañueco al frente de la Junta de Castilla y León tampoco ha quedado exenta de polémica. Su pacto con la ultraderecha no ha sido lo único que ha llevado al popular a ser foco de críticas y exigencias. Uno de los episodios más marcados que han sucedido este año -y más duros y catastróficos- fueron los incendios que calcinaron miles de hectáreas en toda la comunidad.

El incendio en la Sierra de la Culebra en Zamora que calcinó más de 30.000 hectáreas en un perímetro de 120 kilómetros se convirtió en el peor fuego de toda España desde que hay registros y dejó evidencias de la falta de compromiso de Mañueco para mejorar y actualizar el operativo antiincendios.

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Ante la gravedad de este incendio, que además se vivieron durante el verano en otras zonas de la comunidad, ni PP ni Vox han considerado necesario revisar el INFOCAL para tener un operativo de incendios público, con continuidad todo el año, bien formado y preparado y con condiciones laborales dignas. La gravedad de los incendios que asolaron la comunidad, la falta de un plan y la pasividad de la Junta llevaron al líder del PP a ser acusado de “negligencia y desprecio”, además de valorar su gestión como una “absoluta irresponsabilidad”.

Pasividad ante los problemas industriales

No solo a nivel medioambiental, Castilla y León -una de las regiones más afectadas por la despoblación- también ha vivido dramáticos momentos en lo relativo a la industria. Y también fue en este aspecto donde el problema se encontró con la indiferencia de la Junta.

El Grupo Cerealto Siro Foods, uno de los gigantes galleteros de España, continuará funcionando en Palencia y Zamora y dando empleo a 1.700 personas pese a la pasividad que demostró la Junta de Castilla y León en uno de los momentos más críticos de esta histórica compañía en la industria de la comunidad. Y es que la Junta pasó olímpicamente de las negociaciones para que no cerrara sus puertas y los inversores que ofrecían una inyección de 180 millones de euros no se fueran. Esta compañía continúa operando en la comunidad sin menoscabos en las condiciones laborales de sus empleados gracias a la labor negociadora del Ministerio de Industria, liderado por la vallisoletana María Reyes Maroto, que tras meses trabajando con discreción, logró un acuerdo entre el comité de empresa y los inversores.

Muy distinta fue la acción del Gobierno autonómico en este sentido, que consiguió crear un ambiente de indignación entre los afectados por el cierre de las plantas que se tenían previstos. La ausencia, el silencio y la falta de apoyo del consejero de Empleo, de Vox, se sumó a las lamentables palabras del consejero de Economía, Fernández Carriedo, del PP, al respecto, que dijo que la fábrica de Venta de Baños era una empresa más que cerraba en la tierra.

Un futuro contra el avance

Por delante, tres años más de legislatura, todo ello si Mañueco no rompe el gobierno como hizo con el pacto que mantenía con Ciudadanos; y tres años de vía libre para Vox para difundir sus mensajes de odio y sus políticas retrógradas desde las instituciones. Este 2022 ha pasado a la historia por ser en el que el PP se ha abrazo a la extrema derecha y los ha insertado en el seno de las instituciones.

Aunque este año se han tenido que superar los últimos coletazos de la pandemia del coronavirus y hacer frente a las consecuencias de la guerra de Ucrania, la actitud del PP allá donde gobierna no dista mucho de lo que han venido haciendo en otras ocasiones. Tampoco lo ha hecho en la oposición al Gobierno central para aprobar medidas sociales que ayuden a la población ante la escalada de precios que se ha vivido en gran parte de los meses de este año.

Así, no se encuentra demasiada diferencia entre los populares y los de Santiago Abascal, en lo que ellos consideran que es defender a España y a los españoles. Una de las cuestiones que quedan pendientes para este 2023 es que el PP empiece por aceptar lo que dijeron las urnas y se abran a romper el bloqueo constante y la oposición inútil, así como empezar a aceptar los avances sociales que únicamente se han conseguido en este país con gobiernos de izquierdas y que con cada uno de ellos la sociedad se ha encontrado con la espalda del PP.