El debate sobre la política de reparto de menores migrantes no acompañados en las Cortes de Castilla-La Mancha ha derivado en un enfrentamiento directo entre el Grupo Parlamentario Socialista y Vox, que ha vuelto a convertir un asunto de solidaridad y derechos humanos en un altavoz para su discurso xenófobo. Frente a la estrategia de la extrema derecha, el portavoz socialista de Bienestar Social, Pablo Camacho, ha reivindicado la migración como un pilar económico y social que contribuye al sostenimiento del Estado del Bienestar, desmontando con datos las falsedades difundidas por el partido de David Moreno.
Camacho ha recordado que 2,8 millones de personas migrantes cotizan hoy a la Seguridad Social en España, una cifra que representa una contribución decisiva a las pensiones, los servicios públicos y la economía en su conjunto. “La inmigración no destruye a España. Lo que destruye a España es el odio y las mentiras de falsos patriotas como ustedes”, ha espetado el diputado socialista al presidente regional de Vox, al que ha acusado de alimentar el enfrentamiento social desde el privilegio y la desinformación.
Como ejemplo, el portavoz socialista ha mencionado el apoyo unánime del Ayuntamiento de Villamalea a su población extranjera o el reconocimiento de Asaja a la mano de obra extranjera como motor del sector agrario. “Sin esos trabajadores, buena parte de la economía rural se vendría abajo”, ha insistido, en alusión a un fenómeno que la propia patronal agraria ha reconocido públicamente.
Vox acusa al Gobierno de permitir "islamización"
Sin embargo, el presidente de Vox en las Cortes, David Moreno, ha vuelto a recurrir a la retórica del miedo al asegurar que la inmigración “supone un coste enorme para las arcas públicas” y que “permite la islamización de barrios enteros”. Moreno ha mezclado en su intervención cuestiones sin relación directa —como la repatriación de los españoles detenidos en la Flotilla Sumud— con acusaciones de falta de transparencia en el gasto social, asegurando que el Gobierno regional “oculta los fondos destinados a inmigración”. Su discurso, plagado de insinuaciones racistas, ha sido recibido con indignación por parte de la bancada socialista, que lo ha tachado de “intento deliberado de sembrar odio”.
Desde el Partido Popular, el diputado José Antonio Martín-Buro ha intentado mantener una posición intermedia, apelando a la “responsabilidad de Estado” y al “control efectivo de fronteras”. Sin embargo, el portavoz socialista le ha acusado de “copiar las palabras y los mensajes de la extrema derecha”, recordando que los migrantes no son delincuentes y que “hay muchos más delitos cometidos por nacionales que por extranjeros”. “Si generalizáramos como hacen ustedes, también podríamos decir que todos los miembros de Vox son delincuentes, después de las condenas a algunos de sus exdirigentes”, ha ironizado Camacho, visiblemente molesto ante la deriva del debate.
El enfrentamiento ha subido de tono cuando Moreno ha acusado al portavoz socialista de votar contra la instalación de un centro de acogida en Manzanares, a lo que Camacho ha respondido con firmeza: “No hubo ninguna votación. Fue la propia ONG Movimiento por la Paz quien descartó esa ubicación por motivos técnicos. Lo suyo, señor Moreno, es una mentira más de un mentiroso patológico”. El socialista ha zanjado su intervención citando al expresidente extremeño Guillermo Fernández Vara: “Los retos no se solucionan con fronteras, sino con diálogo y entendimiento”.
El Gobierno de Page, lejos de ese discurso
La consejera de Bienestar Social, Bárbara García Torijano, ha intervenido para recordar que el Ejecutivo de Emiliano García-Page ha respondido ya a 237 iniciativas parlamentarias sobre inmigración, desmontando así la acusación de falta de transparencia.
“Es una estrategia política para difundir el odio. Y me hace sentirme tremendísimamente orgullosa, porque cuanto más lejos estemos de ese discurso, más humanos somos”, ha afirmado la consejera, que también ha denunciado el lenguaje machista del presidente de Vox. “Habla de las mujeres como si fuésemos suyas, como si necesitásemos su protección. Yo me sentiría en peligro si partidos como el suyo llegasen a gobernar”, ha concluido.