Asturias ha pasado de tener únicamente dos centros de I+D+i a contar con 16 en tan solo seis años. Apostar por empresas innovadoras no solo es posible, sino que se ha convertido en una estrategia clave. Actualmente, estas compañías son fundamentales en los indicadores de desarrollo del Principado, reflejando una transformación progresiva que ha llevado a la región desde un pasado minero e industrial hacia un futuro orientado a la tecnología. En esta evolución ha sido clave la creación, en la anterior legislatura, de la Consejería de Ciencia, cuyo principal objetivo ha sido transformar el modelo productivo.
El trayecto ha sido largo, pero ya se visualiza la meta. Durante más de cien años, la economía asturiana giró en torno al carbón, la siderurgia y la industria pesada. Sin embargo, la transición ecológica, impulsada tanto por políticas europeas como por la urgencia climática, ha obligado a redefinir el papel de las regiones tradicionalmente industriales. Asturias, lejos de quedarse estancada, ha optado por liderar su propia transformación: de una industria heredada del siglo XIX a un siglo XXI protagonizado por la informática, la biotecnología, la nanotecnología, la inteligencia artificial, la robótica o las energía renovables.
El respaldo institucional como motor de transformación
La firme apuesta del Gobierno del Principado ha sido decisiva en este proceso. A través de convocatorias de ayudas, programas para atraer talento, incentivos fiscales y una importante inversión en infraestructuras tecnológicas, el Ejecutivo autonómico ha conseguido generar un entorno apropiado para que las empresas tecnológicas e innovadoras elijan Asturias como sede de sus operaciones.
Los parques tecnológicos de Gijón y Llanera, convertidos en polos clave de esta nueva economía, favorecen la convivencia entre startups, centros de investigación y universidades, formando un tejido innovador cada vez más sólido y visible. Este ecosistema se ha ampliado, se generan sinergias, hay apoyo institucional y personal altamente cualificado. Para el Gobierno regional, Asturias debe ser un lugar donde las ideas se transformen en proyectos, y los proyectos, en empresas sostenibles.
Una transformación con visión de futuro
Lejos de tratarse de un fenómeno puntual, el crecimiento de estas empresas innovadoras responde a una estrategia global. La reconversión económica de Asturias no busca solo suplir los empleos desaparecidos en la industria tradicional, sino construir un modelo más sostenible, competitivo y en sintonía con las exigencias del siglo XXI y la Agenda 2030.
Campos como la biotecnología, la inteligencia artificial, las energías renovables, la robótica o los nuevos materiales adquieren cada vez mayor relevancia. Muchas de las compañías que se han establecido en los últimos años desarrollan actividades con un alto componente de conocimiento, en las que la innovación no es una opción, sino el núcleo del negocio. El Principado ha entendido que no se trata únicamente de atraer empresas, sino de fomentar una cultura de la innovación que permita a la región consolidarse como un entorno donde investigar, emprender y desarrollarse.
Aunque el proceso de transición presenta desafíos, los resultados comienzan a ser visibles. Las nuevas empresas generan empleo cualificado, atraen talento joven y ofrecen oportunidades de crecimiento profesional sin necesidad de abandonar la región. Representan la avanzada de una Asturias que quiere ser más sostenible, más inteligente y mejor conectada con los grandes desafíos globales.