Ayer, el presidente del Parlamento supo estar en su sitio y poner en el suyo a quien se había salido de él. Inmediatamente después de insultar el diputado de Vox Javier Cortés a los socialistas llamándolos “golfos”, Jesús Aguirre (PP) paró en seco su intervención para pedirle que retirara esas “palabras ofensivas”; al negarse el parlamentario ultra a seguir el consejo del presidente, este le retiró el turno de palabra y le ordenó que abandonara la tribuna de oradores. Varios diputados de Vox se salieron del salón de plenos en señal de protesta.
Solo unos días antes, muchos diputados de la izquierda y seguramente más de uno de la derecha echaron de menos que la Presidencia del Congreso de los Diputados no hiciera lo mismo con la diputado de Vox que insultó gravemente a Irene Montero. “El único mérito que tiene usted es haber estudiado en profundidad a Pablo Iglesias”, le dijo a la ministra de Igualdad la diputada Carla Toscano, que también se refirió a Montero como "libertadora de violadores".
El incidente del Parlamento andaluz ocurrió durante el debate de la iniciativa del PP sobre la “no revisión de los delitos de sedición y malversación. Cortés, que encabezó la lista ultra por Sevilla en las autonómicas de junio pasado, se refirió a los diputados socialistas como “señorías golfos” y los animó a que “por favor, devuelvan todo el dinero robado”. Cuando Aguirre le pidió la rectificación, Cortés replicó que no lo haría porque los socialistas lo habían llamado a él “fascista”.
En la sesión de la mañana, el consejero de Presidencia, Antonio Sanz, también había aludido, en respuesta a una pregunta socialista sobre la corrupción en Marbella, a los “800 millones que han robado de los ERE”.
El presidente de la Cámara, del PP, intentó calmar las aguas pero sin demasiado éxito. "Tengamos una sesión tranquila. La ofensa es el artilugio de los que no tienen conocimiento de lo que hablan. No podemos dar una imagen patética al pueblo andaluz, no se lo merece”, predicó Aguirre en el desierto.
No contribuyó, por otro lado, a serenar dichas aguas el vehemente diputado socialista Mario Jiménez, que se juramentó para hacer todo cuanto estuviera en su mano para que Vox regrese a “la cueva de la que han salido”.
El último incidente que enfrentó a un diputado de Vox con la Presidencia del Parlamento ocurrió en noviembre de 2020. Su protagonista fue entonces el portavoz ultra Alejandro Hernández, que mandó "a la porra" a la presidenta Marta Bosquet, de Cs, porque no le permitió replicar a Susana Díaz, que había acusado a Vox de ser "los herederos del franquismo". "¡No me ningunee, no me ningunee! ¡A la porra, a tomar por culo, hombre!", dijo enfurecido Hernández antes de abandonar airadamente el salón de plenos.