Susana Díaz se ha despedido como secretaria general del PSOE andaluz saliendo por la puerta, no siendo arrojada por la ventana. Pudo haber optado a un buen cargo institucional de la mano del Gobierno de España, pero decidió pelear para ser de nuevo candidata de su partido a la Presidencia de la Junta. Perdió la batalla y por eso se va.

Al término de su último discurso como líder de la federación socialista andaluza durante ocho años, Díaz ha sido despedida con el plenario del Comité Director en pie aplaudiéndola y ella fundiéndose en un abrazo con el ganador de las primarias como candidato a la Junta y nuevo líder del partido, Juan Espadas.

Como cabía esperar, el Comité Director ha aprobado por unanimidad la convocatoria del XIV Cogreso del PSOE-A para los días 6 y 7 de noviembre y ha dado luz verde al nuevo calendario para dejar resuelto este mismo mes el proceso de primarias para elegir secretario general. Casi con toda seguridad no será necesario abrir de nuevo las urnas porque Espadas será el único candidato.

El discurso de despedida de Susana Díaz no ha sido largo. Buena parte de él lo ha dedicado a dar las gracias a sus compañeros en la Comisión Ejecutiva Regional y del Parlamento. A Díaz ha estado a punto de quebrársele la voz cuando ha extendido su agradecimiento a los militantes de un partido, ha dicho, al que lo ha dado todo:

“Me afilié como una rebelde y sigo siendo peleona contra lo injusto. He dado todo lo que tenía a este partido en estos años: no me arrepiento de nada, pero he aprendido a reconocer errores, cosas que no se hacen bien aunque uno crea que está haciendo lo justo. Aquí estaré siempre, gracias porque sois mi familia”.

Díaz ha insistido especialmente en la importancia de recuperar la unidad una vez que los militantes han hablado. Aun así, ha subrayado que “la unidad no se puede confundir con uniformidad” y, en consecuencia, “el partido no puede dejar en el camino la mitad del talento, ya que una vez celebradas las primarias, no es momento de banderas ni de ismos”.

La secretaria general admite que ha habido en la organización posiciones distintas, pero “cada uno ha actuado siempre pensando en el interés general del partido”. Tras recalcar que “estaré donde digan mis compañeros”, la expresidenta no habló del futuro, pero se mostró convencida de que “cada día tiene un afán, nada está escrito, nada dura siempre, el futuro ya se verá, el destino ya se verá, pero, mientras, hay que darlo todo”.