A quienes le conocen no les ha sorprendido del todo ‘la última’ del ex secretario general del Sindicato Unificado de Policía José Manuel Sánchez Fornet, aunque sí el contenido concretode la misma. La última ha sido esta: dar por cierta –sin el menor género de dudas y sin disponer de información complementaria– la brutal interpretación culpabilizadora de la víctima de abusos sexuales de La Manada que plasmó en su voto particular el juez Ricardo González.

Admiradores helados

Si la solicitud de absolución de los cinco procesados por agresión sexual planteada por González ha levantado un verdadero terremoto político y judicial, en el que ha terciado incluso el ministro de Justicia, la posición del sindicalista perseguido en su día por ETA y que atesora un respetable historial de denuncias contra la corrupción ha dejado helados a quienes admiran su trayectoria.

Hace poco más de un año, por ejemplo, Sánchez Fornet participaba en un acto público en defensa de a libertad de expresión y contra la corrupción organizado por el diario digital Infolibre. Tras sus afirmaciones este fin de semana en Twitter y en un portal digital, es impensable que volvieran a invitarlo a un acto así.

Sus palabras

Estas son algunas de las aseveraciones de Sánchez Fornet (Sevilla, 1959) tras leer la sentencia en que la que, pese al voto contrario de Ricardo Sánchez, los cinco procesados han sido en primera instancia condenados a nueve años cada uno por abusos sexuales, aunque no por violación:

“Mantengo que si en vez de comportarse como los miserables que son y dejarla abandonada y robándole el móvil la invitan a seguir de fiesta con ellos no habría habido denuncia (…) Fue una denuncia falsa de un acto consentido que por la presión social dos jueces han convertido en una condena mal razonada (…) El voto particular del magistrado Ricardo González dice que fue un acto consentido y que así se acredita en los vídeos grabados. Y yo estoy de acuerdo”.

Sus calentones

Aunque a Sánchez Fornet le pierden sus “calentones”, como denominó Pablo Iglesias a los insultos que en su día el policía le dedicó en Twitter, en esta ocasión no se trata de un alivio verbal de 140 caracteres, sino de un artículo escrito tras la detenida lectura, como él mismo confiesa, del fallo judicial que ocupa cerca de 400 páginas.

No obstante, la posición desahogadamente patriarcal de Sánchez Fornet en el caso de La Manada no resta méritos a su historial cívico y sindical, aunque parece que en el mismo paquete del coraje, e inseparable de él, estuviera incluida, de fábrica, esa inclinación del policía a hablar demasiado y no siempre con tino.

Amistades peligrosas

Aunque cronistas de la corrupción le sitúan en la órbita del turbio comisario José Manuel Villarejo (en prisión provisional desde hace varios meses por graves delitos), lo cierto es que desde que Sánchez Fornet dejó la dirección del SUP el sindicato no ha vuelto a ser el mismo.

De haberse distinguido por combatir en primera línea de fuego contra la corrupción poniendo en apuros a políticos como Ignacio González, el SUP parece haber desaparecido de escena. Personas que conocen bien su trayectoria pasada no dudan en afirman que, desde que Sánchez Fornet se fue, “puede decirse que el SUP se entregó al PP”.

Choque con Iglesias

Su encontronazo con el líder de Podemos data de lejos, julio de 2013, una fecha en que Pablo Iglesias todavía no era Pablo Iglesias pero empezaba a serlo. Podemos acababa de dar la sorpresa en las elecciones europeas, pero nadie pensaba entonces que llegaría a disputarle de tú a tú al Partido Socialista la hegemonía de la izquierda.

Iglesias había sido muy duro en sus críticas la Policía: “No voy a ser tibio. Hemos visto –escribía– a pistoleros uniformados cometiendo delitos ante las cámaras con total impunidad”. Sánchez Forner le replicó en Twitter llamándolo “niño pijorrojo, energúmeno y clasista vividor acomplejado que vive de ser sectario”.

Tampoco, por cierto, Iglesias se quedó manco en su contrarréplica: “Fornet –escribió en su blog– queda retratado como el perro ladrador que no muerde y esto es un elogio más que un agravio (…) Fornet no es un matón ni un mafioso, es sólo un bocazas”.

¿Pruebas? ¿Por qué pruebas?

Otro de los excesos cometidos por Sánchez Fornet, aunque de mucha mayor gravedad, fue en 2015 cuando acusó al Gobierno de José María Aznar de haber vendido armas a ETA cuando Mariano Rajoy ocupaba la cartera de Interior.

Al parecer, en su denuncia Fornet habría olvidado mencionar que la idea de dicha ‘venta’ era poner un señalizador en los explosivos y poder seguir el rastro de los terroristas hasta su escondrijo.

También acusó a Federico Trillo de haber dado un chivatazo a tres comandos de ETA para que eludieran un control policial. Preguntado por las pruebas que tenía para formular tan graves acusaciones, el líder del SUP contestó no sin cierto desahogo: "Digo lo que digo porque es verdad, no tengo la obligación de presentar pruebas porque no he ido a denunciar. Quien quiera querellarse contra mí, que lo haga". 

Ante el Parlament

En julio de 2017 Sánchez Fornet era citado por el Parlament de Cataluña para declarar en la comisión de investigación sobre la llamada Operación Cataluña de espionaje por el Ministerio del Interior a políticos independentistas.

El ya ex secretario general del SUP no solo no acudió, sino que decidió explayarse en su respuesta a la presidenta Carme Forcadell. En una extensa carta pública, hizo un detallado relato de sus ‘hazañas’ sindicales y concluyó así: “Apelar al reglamento del Parlamento de Cataluña, que ni conozco ni me importa (porque soy andaluz), o al Código Penal, que forma parte de la legalidad que no reconocen salvo para aplicármela a mí y exigirme su cumplimiento, es de una hipocresía política y de una catadura moral que no califico para no ofender innecesariamente”.

El famoso ático

El SUP, con Sánchez Fornet a la cabeza, dio una importante batalla política y sindical en el caso del ático del expresidente madrileño Ignacio González en Estepona, cuya investigación policial y judicial fue demorada por motivos políticos.

El propio líder del SUP relataba las presiones sufridas: “El ex director general de la Policía, Ignacio Cosidó, me invitó a comer el 22 de abril de 2012, junto con un miembro del PP que había ocupado cargo relevante en Interior en el pasado, para “convencerme” de que dejara de denunciar la existencia de un ático sospechoso en Estepona, alquilado, según unos, propiedad por comisiones ilegales, según otros, del entonces vicepresidente de la comunidad de Madrid Ignacio González. Mi negativa y posterior denuncia judicial sobre las sombras de dicho ático dieron lugar a tres querellas y cuatro expedientes (el último con propuesta de 45 días de sanción todavía pendiente) en mi último año de mandato como secretario general, que concluyó en junio de 2013”.

El adiós

En junio de 2014, José Manuel Sánchez Fornet dimitía como presidente de honor del sindicato, mayoritario del cuerpo, por discrepancias con su sucesora en la secretaría general, Mónica Gracia. Tras ocupar el cargo durante 21 años, Sánchez Fornet había dejado un año antes la secretaría general del SUP, aunque fue nombrado presidente de honor.

“Dejo la secretaría general con 1.546 euros al mes y sin cambiar de casa, ni de coche ni de esposa en todo este tiempo. Me voy con dos expedientes disciplinarios y varias querellas pendientes", declaró entonces con su habitual desahogo.