Todos los precandidatos andaluces parecen haber tomado buena nota de que en unas primarias no es bueno dejarse ver con cargos orgánicos o institucionales importantes. Ninguno olvida que el aval de la nomenclatura socialista fue el gran argumento de Susana Díaz en las primarias que la enfrentó hace ahora cuatro años a Pedro Sánchez, sorpresivo ganador cuya principal baza fue entonces su continuación apelación a las bases.

Susana Díaz, Juan Espadas y Luis Ángel Hierro, además de outsider granadino Manuel Pérez, quieren ser identificados como los candidatos de la militancia, pero lo que en 2017 fue una bandera victoriosa es hoy un estandarte más bien neutro que ni suma ni resta simpatías porque es ondeado por todos los candidatos.

Una mujer cercana

La candidata objetivamente más cercana y familiarizada con la militancia socialista andaluza es sin duda Susana Díaz: primero, porque es la única de los cuatro que conoce la organización como la palma de su mano y segundo, porque es también la única que llevaba meses recorriendo las agrupaciones de las ocho provincias en busca de apoyos para cuando llegara el momento de votar.

La gran baza de Díaz es esa proximidad que, sin embargo, ya no es garantía de victoria. La mochila que arrastra la expresidenta –haber perdido la Junta de Andalucía– es lo bastante pesada como para llegar a contrarrestar, a la hora de la votación, su cercanía y conocimiento del partido. Muchos militantes pensarán que es hora de cambiar de jinete porque con Díaz no ganarán la carrera.

Lo que Susana Díaz ha perdido en el tiempo transcurrido entre las primarias de 2017 y éstas es su identificación inequívoca con el PSOE de los González, los Guerra o los Rubalcaba. Tras perder la Junta en diciembre de 2018, su pacto de no agresión con Pedro Sánchez la comprometió al apoyo cerrado y sin fisuras al Gobierno, a Ferraz y a unas alianzas parlamentarias a las que la Susana Díaz de 2016 o 2017 nunca habría su aquiescencia.

Un hombre de paz

El alcalde de Sevilla, Juan Espadas, sigue siendo el favorito, aunque pocos dirían que su victoria va a ser arrolladora. Su principal preocupación es desembarazarse del sambenito de ser el candidato de Ferraz… pero tampoco desembarazarse demasiado. Espadas parece buscar una cierta cuadratura del círculo: no ser identificado como el candidato teledirigido desde Madrid y al mismo tiempo  serlo como el líder que conectará a la federación andaluza con el ‘nuevo PSOE’ de Pedro Sánchez.

A sus adversarios Díaz y Hierro les gusta insinuar que Espadas es el candidato de Ferraz, pero a la pregunta “¿y tú de quién eres?”, el alcalde de Sevilla responde lo mismo que sus competidores: “Yo, de las bases”, en la confianza de que éstas sabrán valorar sus méritos: haber reconquistado y conservado Sevilla para el PSOE; ser ‘un hombre de paz’; prometer unidad; y resetear la organización para que opere en la misma longitud de onda que Ferraz.

Para esta última tarea Espadas cuenta muy destacadamente con el PSOE de Jaén, cuyo secretario general, Francisco Reyes, fue el primero en pedir el adelanto de las primarias y está considerado el apoyo orgánico más relevante de cuantos tiene el alcalde de Sevilla.

En los cenáculos socialistas se da por muy probable que, si Espadas vence el 13 de junio, el PSOE de Jaén tendrá un peso muy significativo en la futura dirección de un PSOE andaluz cuyo secretario general debería ser Espadas, aunque también circula el runrún, bastante inverosímil, de que Reyes podría optar a la Secretaría General mientras que Espadas se limitaría a ser el candidato electoral.

Un poco más a la izquierda

Si las diferencias puramente ideológicas entre Díaz y Espadas apenas se pueden detectar, el candidato Luis Ángel Hierro ha hecho de ellas su baza más valiosa. Además de autoproclamarse como el candidato de las bases, el profesor de Economía de la Universidad de Sevilla insiste en que su candidatura “es la única con capacidad para atraer a la izquierda del partido”.

En este contexto cabe entender la intervención, el pasado lunes, del economista Juan Torres en el ágora de debate de ‘Andalucía socialista’, la candidatura de Hierro. Lo hizo con una charla sobre la economía post-covid, pero lo sustantivo era la vinculación del candidato Hierro con uno de los expertos económicos más prestigiosos de la izquierda no específicamente socialista.  

Hierro compensa así el hecho de que sus adversarios cuenten con un volumen mucho mayor de apoyos orgánicos, como seguramente se evidenciará en el recuento de avales. De hecho, hay quien duda de que vaya a conseguir el mínimo de 900 que se necesita para ser candidato.

Si los consigue, en su favor operará una tendencia contrastada en votaciones anteriores: las bases socialistas suelen situarse, a la hora de votar en las primarias, bastante más a la izquierda que la dirección que las convoca a las urnas.